Pero hablemos del microcosmos, del 5%, que si fueran visualizados en un diagrama de Venn habría una alta coincidencia con quienes dirigen una organización. No nos limitemos, sin embargo, a los líderes, sino a los equipos que, por diseño o por azar, interactúan a través de pantallas saltando – como en la rayuela – de una caja a la otra.
Debo señalar que de ninguna manera estoy en desacuerdo con el trabajo remoto, ha creado una nueva manera de interactuar, ha dado resultados – en el 2020 muchas compañías nacieron así y no han visto otra manera de trabajar. Ha generado ventajas incalculables en el uso del tiempo, en muchas ocasiones confundidas como productividad.
Sin embargo, señalar la relevancia y viabilidad de esta “rayuela corporativa” no implica hacer caso omiso a las grandes pérdidas que ello conlleva, particularmente cuando el empleo se considera “totalmente remoto”, cuando no hay, por diseño, esquemas híbridos.
Basta ver la historia de la humanidad, donde el paso más relevante del desarrollo de la especie fue el sedentarismo, que otorgó a ese humano incipiente la capacidad de ser más que sí mismo, de interactuar en sociedad y complementarse.
Podría decirse que hoy evidentemente actuamos virtualmente en sociedad, nos interrelacionamos, y de ahí se cuelgan los defensores de estos modelos totalmente remotos para defenderlos. Hay, sin embargo, una inmensa diferencia, hemos perdido la capacidad de conocernos – hemos convertido la jornada de trabajo en unidades cerradas, finitas y limitadas a la atención de asuntos específicos.
Hace poco tiempo, un colega me comentaba el modelo de gestión de un empresario del norte del país: “cuando los temas son complicados, lo que hace es invitar a todos a una carne asada en su casa, ahí se gastan toda la tarde viendo los planes, aclarando fricciones y salen alineados y con un sentido de equipo”. Puede sonar coloquial, pero resulta inmensamente poderoso.
Se trata de rescatar, por lo menos de vez en cuando, el poder de la interacción personal, donde la “carne asada” se convierte en el fuego tribal, el lugar que reúne a todos alrededor de un propósito y de una razón común.