Aunque en ambos casos (el acuerdo y la Ley) aún no hay sentencias definitivas, el alud de suspensiones empantanaron su maroma normativa. Por ahora, las pataletas jurídicas de AMLO solo han tenido a bien financiar las colegiaturas de los hijos tarados en el ITAM de los abogados que litigan.
Porque lo demandan, nuestro primer mandatario presentó una reforma a la Carta Magna. De ser aprobada, no habría juicios de amparo, pues no hay tal cosa como una norma constitucional que sea inconstitucional. Ni aquí ni en Constantinopla, un artículo constitucional se puede desconstitucionalizar.
Eso lo sabe Manuel Bartlett, quien ha escrito tomos sobre nuestra máxima norma. Su padre fue ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y algo le debe haber enseñado. Si no, se ve que es un abogado al menos competente. La que escribe sospecha que la mente jurídica de este sexenio sabe que su artillería jurídica dispara balas de salva.
Son escandalosas, arrancan las carreras a tribunales y el gobierno siempre se queda atrás. En cambio, ¿qué noción tendrá Andrés Manuel del derecho que lo usó por tres años para perder? Hay quienes piensan que ninguna; que tanto traspié solo podría obedecer a una profunda tara jurídica.
Una hipótesis más interesante es que López Obrador busca pleitos a sabiendas de que va a perder, pues no puede ni quiere pagar los costos de semejante cambio de reglas. De ser así, más que un presidente, tenemos un fanático forrado de explosivos de juguete. Quiere parecer el mártir de la causa de CFE y Pemex, pero le faltan agallas para dar un salto eterno donde San Pedro le entregará las llaves de La Refinería Celestial.
Tic, toc, tic, toc. Pasaron tres años y el presidente no tomó ventaja del mando estratégico que le hubiera permitido el cambio normativo anhelado. Ahora su reforma constitucional está atascada y el país con ella. Habrá parlamento abierto ante muchas mentes cerradas. Y, después de eso, nuestro consejo de sabios se retirará a deliberar y a urdir trueques de un articulillo por ahí a cambio de otro por allá. Los resultados de semejante transacción política son temibles.