En 2020, el SARS-COV-2 ocasionó una gran pérdida de vidas humanas y el colapso de varios sistemas de salud para evitar su propagación y, ante la falta de fármacos y vacunas para tratar la nueva enfermedad, los gobiernos implementaron medidas de distanciamiento social que se tradujeron en el cierre de cadenas de producción y de servicios en la mayoría de los países.
Ante esta situación, las autoridades recurrieron a la implementación de programas sociales para evitar que las poblaciones vulnerables cayeran en situación de pobreza. Ejemplos de estas medidas son: seguros de desempleo, transferencias para la adquisición de alimentos básicos, apoyo a negocios en el sector servicios y programas e infraestructura de cuidados.
La respuesta del gobierno de México en la primera fase de la pandemia -2020- distó mucho de sus pares. De acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, el país únicamente implementó medidas equivalentes al 1.9% del PIB y se posicionó como la economía emergente con el menor paquete fiscal de respuesta a la pandemia. La estrategia del gobierno federal no evitó que más personas cayeran en situación de pobreza extrema durante 2020, 10.8 millones de acuerdo con el CONEVAL .
Ahora durante la segunda fase de la pandemia que se caracteriza por la reapertura económica y alta inflación, la política social focalizada no debe estar ausente. A pesar de que México cuenta con un reducido espacio fiscal, debe priorizar la atención a las poblaciones más vulnerables. Si no evitamos que más mexicanas y mexicanos caigan en la trampa de la pobreza, México no contará con el capital humano necesario para crecer de forma sostenible e incluyente.
Por esto una estrategia federal basada en programas de carácter universal con tan pocos recursos disponibles no es eficiente para el desarrollo de poblaciones vulnerables. Prueba de ello son los hallazgos de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2020 que muestran que los hogares con menores ingresos asumieron los costos de la pandemia.
Los resultados en desarrollo social en México obtenidos en la primera fase de la pandemia deben servir de guía para planear la estrategia de las siguientes fases que presentarán distintos retos, como vemos ahora el de la inflación.
En 2021, México ha registrado durante nueve meses consecutivos inflación superior al rango de variabilidad del Banco de México que es de 3% +/- 1% y en noviembre se registró una inflación de 7.37% anual, la más alta en casi 21 años . Esta situación fue producto del paro de actividades económicas durante 2020, producto de la pandemia.