Y al acercarse ese momento de cierre, por los pasillos, las oficinas, en los chats, y en los ruegos y súplicas, se escuchan tres palabras, así, bajito, como un susurro: U, CERO, OCHENTA… U-CERO-OCHENTA. No, no me he vuelto loco. ¡Es verdad! ¡Lo juro!
Vale, pero entonces, ¿qué es eso?, me preguntará usted, lectora, lector. ¿De qué habla el columnista?
Pues del U-CERO-OCHENTA.
Ya. Y eso, ¿qué es?
El U080 es un programa del Presupuesto Federal, del PEF, pues. ¡Ah! Haber empezado por ahí. ¿Y qué tiene o qué? ¿Por qué es tan importante? ¿Por qué se habla tanto de él? Pues porque desde hace muchos, muchos años, es uno de los programas que la Federación ha usado para dar un subsidio extraordinario, no programado, a los estados, para ayudarles con el cierre del presupuesto.
Y desde 2019, con la eliminación del FORTAFIN—otro Programa presupuestario con un objetivo muy similar, pero ya sepultado porque estaba en el satanizado Ramo 23—es la única vía de apoyo directo del Gobierno Federal a los gobiernos estatales, para transferirles cientos—a veces miles—de millones de pesos que originalmente no estaban considerados (¡ajá!) que recibieran, para pagar gastos educativos.
¿Qué?
Sí. Es una bolsa de dinero, que está dentro del presupuesto de la SEP, para que los estados puedan recibir un dinero extra para pagar las nóminas de sus maestros. Las nóminas estatales, porque las Federales se pagan con el FONE, que está en el Ramo 33.
Vaya lío.
Lo aterrizo un poco más, para no perdernos. Los estados pagan dos tipos de nóminas de maestros: la Federal, que como decía, la paga el “Fondo de Aportaciones para la Nómina Educativa y Gastos de Operación”, contenido en el Ramo 33 “Aportaciones Federales” y regulada por la Ley de Coordinación Fiscal.
La segunda es la nómina magisterial estatal, que es lo mismo, pero con otros maestros y que pagan los estados con sus propios recursos de libre disposición—es decir, sus Participaciones más Ingresos propios—. Las nóminas, que les decía el otro día… que están por todos lados.
La cuestión es que tienen que pagar las dos. La primera la paga directamente la Federación y la segunda cada estado, como pueden y con lo que tienen. Y claro, sus tamaños, montos y cargas son muy distintos entre ellos. Por lo mismo, los sudores y esfuerzos que generan, también.
Aquí es donde lo bonito es lo feo que se pone la cosa: a muy pocos les alcanza su presupuesto para pagar la suya, la estatal, y hay que ponerse creativos. Y la Federación, generosa ella, siempre ha echado una mano… a cambio de algo, seguramente.
¿De qué?, se preguntará usted. Pues yo también me lo pregunto. Pues de muchas cosas, creo; y dependiendo de quién seas, me imagino.
Veamos unos datos, a ver si lo entendemos mejor. En TKA Analytica hicimos un ejercicio al cierre de 2020, hace menos de un año, que nos ayudó a ver cómo se ha comportado el U080. Quedó de lo más interesante. Ojalá lo vean completo, porque lo que viene es sólo una pequeña muestra.
El ejercicio que hicimos comprende los años de 2018 a 2020. El U080 tiene presupuesto para otras cosas, pero lo principal es este apoyo a los estados. Si miramos sólo esta parte, vemos que entre 2018 y 2020, el Gobierno Federal ha dado a los estados con el Programa más de 71,200 mdp. Sin embargo, ha ido a la baja. En total, ha caído un 38.8% real de 2018 a 2020, pues disminuyó de 28,217.4 mdp pagados hace tres años a los 17,274.3 mdp del año pasado (en 2019 fueron 25,711.2 mdp). Es una reducción anual promedio de casi el 22%. Rudo, la verdad.
Y ya saben, aquí siempre nos preguntamos, ¿a quién cómo, y a quién cómo no?