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¿A quién le conviene el subdesarrollo económico de México?

Vamos a poner en el banquillo de los acusados a dos que son estratégicos para el pleno funcionamiento de la economía: la empresa y el gobierno, apunta Alejandrina Barajas.
mié 12 enero 2022 11:59 PM
Clases en línea
La educación permite generar habilidades productivas, construir oportunidades y sembrar los valores que queremos ver en el futuro en nuestra sociedad, señala Alejandrina Barajas.

(Expansión) - ¿Por qué México no ha hecho la transición a una economía desarrollada? Es una pregunta muy común entre los especialistas económicos, pero ante la falta de éxito en el logro de una economía desarrollada, tal vez ya sea tiempo de cuestionar ¿a quién le conviene mantener el subdesarrollo económico del país?

Esta pregunta surge porque México tiene buenos diagnósticos de los cuellos de botella que impiden crecer a la economía, así como las posibles políticas públicas a seguir para solucionarlos. Sin embargo, sexenios y partidos vienen y van, pero la pobreza sigue sin resolverse plenamente. Por ello, tal vez sea tiempo de cuestionar a quién, o a quiénes, les conviene mantener el país en esa situación.

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Algunas personas podrán responder que el subdesarrollo de México le conviene al país vecino, esta respuesta la omito porque traslada la culpa a un externo y, como siempre, es más fácil echarle la culpa a alguien más que aceptar la responsabilidad propia a lo que se ha hecho o dejado de hacer.

En la búsqueda de actores que ganan con esta situación, vamos a poner en el banquillo de los acusados a dos que son estratégicos para el pleno funcionamiento de la economía: la empresa y el gobierno.

Empecemos el juicio. ¿Qué tanto les conviene a las personas que se dedican a la actividad empresarial que el país esté sumergido en el subdesarrollo? Cualquiera pudiera responder que es una tontería pensar que a las empresas les conviene el subdesarrollo, al contrario, la mejor situación para ellas es que el mercado cuente con poder adquisitivo y aumente su nivel de consumo. Hasta aquí, todos estamos de acuerdo, pero ¿qué sucede con las compañías que han ganado siendo monopolios? Es aquí donde el incentivo se vuelve perverso.

Desafortunadamente, en México los grandes ganadores económicos son aquellos que han podido monopolizar. La economía mexicana no puede entenderse sin esa falta de competencia, la cual cuesta, y mucho, a toda la ciudadanía. No solo se paga caro, sino que, en la mayoría de las ocasiones, el producto y/o servicio es de mala calidad.

Entonces ¿qué nivel de conveniencia tienen las empresas en mantener al país en esos niveles de subdesarrollo? En general, les convendría que México se desarrollara si no existe un monopolio, si lo hay, en realidad no les conviene que cambie mucho la situación actual.

Siguiente acusado: el gobierno. Se supone que al gobierno, a la administración y a las personas involucradas en la política les conviene que la economía crezca y se desarrolle, ya que de esta manera se logran dos objetivos: disminuir la pobreza y aumentar el ingreso tributario, debido al aumento de actividad productiva y de consumo. Pero ¿qué sucede cuando un grupo selecto se ha apropiado de la política y la ve como su negocio personal? Y volvemos al problema de la falta de competencia y monopolios…

Estos argumentos son los que me llevan a esta primera conclusión general: mientras la política y la actividad empresarial sigan en unas cuantas manos, y generalmente recae en las mismas personas, México seguirá siendo un país subdesarrollo, porque para este grupo selecto la pobreza y el subdesarrollo se han convertido en el gran negocio.

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Entonces, ¿qué tiene que hacer el resto o, mejor dicho, la mayoría? Estas son las primeras acciones generales deducidas:

Lo primero que debemos hacer es dejar de buscar culpables externos, que si los españoles, que si nuestros vecinos, que si el tratado. Hay que sacudirnos el complejo de víctima.

Segundo: dejemos de creer que un color, una ideología o una persona cambiarán a México. Siempre es más fácil creer que algo o alguien podría ser el supremo que acabe con los problemas, pero tengo malas noticias, la realidad es tan compleja que no será suficiente algo o alguien, sino el compromiso de todas las personas.

Tercero: defendamos la educación pública. Si tú puedes acceder a la educación privada, no hay ningún problema, pero recuerda que en México no todas las personas pueden hacerlo, y si en realidad queremos salir de la pobreza, la educación deber ser la principal estrategia que seguir.

La educación es maravillosa porque no solo permite generar habilidades productivas, sino también construir oportunidades y sembrar los valores que queremos ver en el futuro en nuestra sociedad. Así que, empecemos a defender la escuela pública.

Y, sobre todo, tenemos que dejar de creer que esta realidad es un destino que no tiene oportunidad de cambiarse. Los países desarrollados no siempre lo han sido, pero a diferencia de nuestro país, una mayoría decidió comprometerse para lograr un mejor nivel de bienestar. Así que, si dejamos de compadecernos y nos ponemos en acción, tal vez ahora sí podamos dejar atrás el subdesarrollo.

Nota del editor: Alejandrina Barajas Ramos es investigadora del Centro de Investigación Económica del Noroeste (CIEN) en CETYS Universidad. Síguela en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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