Con la colaboración del Dr. Carlos Arias, coordinador del Consorcio Mexicano para la Vigilancia Genómica (CoViGenMex) e investigador del Instituto de Biotecnología de la UNAM, se ofrece un retrato -que no se ha hecho del todo público- del comportamiento de Ómicron en México:
Desde septiembre de 2021, Delta había sido la variante colonizadora en México, pero en diciembre su hegemonía terminó. Ómicron ganó terreno a velocidad de vértigo y, para el 10 de enero de 2022, la variante detectada en Sudáfrica desplazó por completo a Delta en nuestro país, de tal forma que 7 de cada 10 muestras secuenciadas pertenecían a Ómicron.
El último reporte del Consorcio (al 10 de enero) ofrece datos no representativos del comportamiento de Ómicron en México, pero sí indicativos, y no hay duda: el viaje del virus ha sido implacable.
Así, en solo unos días voló por la región Occidente (Colima, Nayarit, Jalisco, Michoacán) ya que casi 100% de las muestras secuenciadas eran de Ómicron; en el Sur (Veracruz, Tabasco, Chiapas, Oaxaca y Guerrero) y Sureste (Yucatán, Campeche, Quintana Roo) su tasa era de 90%; 75% en el Centro-Sur (Hidalgo, Puebla, Tlaxcala, Morelos, Estado de México y CDMX); 50% en el Noroeste (Baja California, Baja California Sur, Sonora, Sinaloa, Durango y Chihuahua); en el Noreste (Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas) apenas se asomaba con 15%; mientras que en el Centro-Norte (Zacatecas, SLP, Guanajuato, Querétaro, Aguascalientes) no pintaba (quizá porque de esa región es de donde proviene el menor número de muestras).
Mañana, martes 18 de enero, se tendrá la actualización de este reporte y se espera que los nuevos lotes tengan un crecimiento exponencial.
¿Hay posibilidades de que surjan sublinajes de Ómicron?
Hace más de 15 años se estableció un modelo filodinámico para entender las condiciones que le permiten a la influenza estacional tener una mayor probabilidad de cambio antigénico. Este modelo, adoptado por algunos investigadores en el actual contexto de la pandemia, sugiere que:
Cuando hay una población no vacunada, el virus no cambia antigénicamente o lo hace muy poco porque no hay una presión inmune para que lo haga. Pero, conforme empieza a haber una presión inmune, aumenta la probabilidad de que se generen nuevas variantes.
Entonces, hay una mayor probabilidad de tener surgimiento de variantes cuando se tiene una replicación del virus amplia y una fuerza de selección media (personas infectadas que ya pasaron más de 6 meses y que sus niveles de anticuerpos han bajado y de personas inmunizadas con una sola dosis, que ya tienen anticuerpos pero no están del todo protegidas).
Alpha, Delta y la variante B.1.1.519 (que fue esencialmente una variante mexicana) tuvieron sublinajes, por lo que es probable que ocurra lo mismo con Ómicron. “En este momento estamos empezando y seguramente se van a generar variantes locales, pero requerimos al menos de 3-4 semanas para tener un número más amplio de secuencias y poder ver cómo se está comportando en el país”, afirma Carlos Arias.
Mientras hay quienes sostienen que los contagios son ya un escándalo, lo que nos podría llevar rápidamente a la “inmunidad de rebaño” y terminar ya con esta pesadilla sanitaria, lo cierto es que este virus podría seguirse defendiendo y descomponer nuestro futuro. Mientras se mantenga una alta replicación del virus, como se está viendo, y haya un porcentaje de la población a nivel mundial con una dosis o no esté vacunada, el virus puede escapar de esa inmunidad parcial y dar lugar a nuevos linajes.
De momento, no hay nada en particular que preocupe de Ómicron. “Se está dispersando rápidamente y las características del virus no sugieren ninguna particularidad ni nada de lo que haya de qué preocuparse, más allá de los cuidados que hay que tener en general”, asegura Carlos Arias.
Sin embargo, hay algo que llama la atención de Ómicron: si bien es el mismo virus, tiene características antigénicas que hacen que se comporte como un nuevo serotipo.