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¿Se acerca el fin de la pandemia? No

De nada sirve que un país llene de vacunas el cuerpo de sus ciudadanos, pues lo que se necesita es que las dosis se apliquen en todos los países, señala Jonathán Torres.
mar 09 noviembre 2021 12:01 AM

(Expansión) - La luz al final del túnel aún está lejana, aunque quisiéramos pensar lo contrario. En México seguimos en una prolongada meseta, pero nada garantiza que tenemos domado al virus. Las variantes del COVID-19 siguen cobrando víctimas. Viene una cuarta ola con pronósticos reservados. Pensar que la pesadilla ha terminado es un error.

Cuidado, la semaforización epidemiológica -que ha permitido que buena parte del país retome actividades- puede ser un espejismo, lo que significa que la pandemia podría retomar fuerza en las próximas semanas. Hoy, Europa es el epicentro de la pandemia, pero ya debió quedarnos claro que el COVID-19 viaja sin pasar por ninguna aduana.

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¿Estamos cerca del fin de la pandemia? Por nuestras acciones y comportamientos, queremos pensar que sí. Pero no. Ciertamente, tenemos mucha data del virus, la vacunación sigue avanzando, la ciencia ha permitido contar ya con medicamentos que pretenden combatir la letalidad del COVID-19. Pero la pandemia seguirá aquí.

Sin embargo, hay un matiz en esta historia. Es muy posible que estemos entrando a una nueva fase de la pandemia. Quizá nos encontramos al principio de un periodo de transición que nos permita considerar que el COVID-19 dejará de ser un virus epidémico para convertirse en una enfermedad endémica. La OMS ha sido cautelosa para declararla así, pero hay elementos para pensar en ello.

Contexto, que siempre vale la pena tener en cuenta:

Un brote epidémico, explica la OMS, es una clasificación usada en la epidemiología para denominar la aparición repentina de una enfermedad debido a una infección en un lugar específico y en un momento determinado. Por su parte, se cataloga como epidemia cuando una enfermedad se propaga activamente debido a que el brote se descontrola y se mantiene en el tiempo. De esta forma, aumenta el número de casos en una área geográfica concreta.

Para que se declare el estado de pandemia se tienen que cumplir dos criterios: que el brote epidémico afecte a más de un continente y que los casos de cada país ya no sean importados sino provocados por transmisión comunitaria.

Ahora, lo que ocurrirá con el COVID-19 es que entre al cuadro de enfermedades endémicas (las enfermedades endémicas son aquellas enfermedades infecciosas que afectan de forma permanente o en determinados periodos a una región).

“El comportamiento endémico quiere decir que vamos a tener ya una idea de dónde van a estar los casos, cuántos van a ser, cuáles son los factores de riesgo, en qué periodo”, complementa Mauricio Rodríguez, vocero de la Comisión de la UNAM para el COVID-19. “Ya tenemos muchas herramientas para el diagnóstico, vigilar la evolución clínica de los pacientes y monitorear la epidemia en la comunidad”.

Ojo, guardemos distancia de cualquier pronóstico, sobre todo porque enfrentamos un virus que muta sin pedirle permiso a nadie y que puede multiplicarse ante cualquier descuido; bajo ese historial, tomará su tiempo declarar el COVID-19 como una enfermedad endémica. “Estamos en una etapa de transición que podría durar todo el año que viene”, sostiene Mauricio Rodríguez.

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A nivel global, estamos lejos de considerar al COVID-19 como un virus endémico. Hay países que, de alguna forma u otra, están sentando las condiciones para llegar a ello. Pero de nada sirve que un país llene de vacunas el cuerpo de sus ciudadanos, pues lo que se necesita es que las dosis se apliquen en todos los países. Pero algo puede darle la vuelta a todo esto: los antivirales harán la diferencia, son los game changers de esta etapa de transición del COVID-19.

En México, esta etapa también trae algo más. La cruda visibilización de las secuelas del COVID-19. Ahora nos daremos cuenta de las secuelas del COVID-19 y del brutal rezago clínico que tenemos para enfrentarlas; enfermedades mentales, secuelas fisiológicas y psicológicas, sin dejar de lado el quiebre en el tejido social.

La pandemia, algún día, terminará, pero dejará su legado. Las secuelas del COVID-19 obligan a tener un plan de acción para enfrentarlas.

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Para el cierre de 2021 se espera la cuarta ola de COVID-19 en México. Se estiman menos muertes y hospitalizaciones. No bajemos la guardia, aprendamos la lección de olas anteriores. Aún estamos a tiempo.

Nota del editor: Jonathán Torres es socio director de BeGood, Atelier de Reputación y Storydoing; periodista de negocios, consultor de medios, exdirector editorial de Forbes Media Latam. Síguelo en LinkedIn y en Twitter como @jtorresescobedo . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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