“Ómicron ingresará a México por un motivo muy grande: los filtros de entrada al país son muy laxos; tarde o temprano afectará a nuestro país”, complementa Andreu Comas, también integrante del Consorcio e investigador de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.
Estos llamamientos no pretenden generar alarma. Ómicron ya está en América (en Canadá), es inevitable su ingreso a México. También debemos tener presente que estamos frente a una nueva enfermedad, que estamos conociendo y, por lo tanto, hay que tomar las opiniones en función del contexto. Dicho esto, no hay que alarmarse, pero sí estar alertas.
En este momento se sabe que Ómicron cuenta con una amplia colección de mutaciones, que es una variante más contagiosa, pero no se conocen sus grados de letalidad y mucho menos si ésta burla completamente la efectividad de las vacunas. Hasta en tanto no se conozcan las investigaciones de la OMS sobre el caso, no es posible determinar si nos enfilamos a un nuevo, y horrible, capítulo de esta pandemia. Hay que mantener la cautela.
Pero, todos los escenarios son posibles. Ómicron puede ser una variante con una baja letalidad. También, esparcirse en pocos países. O bien, ser la más peligrosa. “El único escenario que podría no ser posible es que sea una variante que de plano escape al 100% de la respuesta inmune”, dice Carlos Arias. “(Con las vacunas) sí hay una cierta protección, pero no sabemos qué tanta”.
Entonces, el viaje que está emprendiendo Ómicron no debe generar alarma… en este momento. Pero sí hay que seguirle la pista y estar atentos a las señales de la OMS, que pueden darse en cosa de días o semanas.
Sin embargo, el foco rojo está en la variante Delta, cuyos porcentajes de contagio ya se están incrementando y empiezan a formar la cuarta ola de COVID-19 en México, que se pronosticaba para principios de 2022 pero que podría manifestarse en las próximas tres semanas.
¿Quiénes pueden estar más en riesgo? Sobre todo, los no vacunados, el equipo médico y las personas mayores de 60 años que fueron de las primeras en recibir las vacunas. “Estas cuartas olas (en el mundo) están ocurriendo por los no vacunados. También se ha visto un número creciente de casos en niños, pero no es claro. Y, en el caso de los mayores de 60 años, se sabe que los niveles de anticuerpos empiezan a decaer aproximadamente a los 6 meses, lo cual no quiere decir una mayor posibilidad hasta ahora de enfermedad grave o de muerte”, explica Carlos Arias, coordinador del CoViGenMex.