En Estados Unidos el Laboratorio Nacional de Energías Renovables ha estimado que el costo total de operación del sistema eléctrico en México puede aumentar entre el 31% y el 52% por la contrarreforma, aproximadamente 5,600 millones de dólares.
Al ver los resultados financieros de la CFE, pasó de tener una ganancia de 45,000 millones de pesos en 2019 a tener una pérdida de 87,000 millones de pesos por renegociación laboral. De ser aprobada la contrarreforma, enfrentará costos judiciales por cancelación de contratos y la necesidad de mayores recursos para aumentar los subsidios para “mantener” los costos de luz.
Es un hecho que la CFE produce electricidad mucho más cara que los privados y sigue teniendo el monopolio en la transmisión y distribución. Si bien tiene sus ventajas que sea el oferente de última instancia porque se evitan los problemas de suministro que hubo en Texas para la CFE resulta muy costoso mantener toda su infraestructura.
El impacto negativo para México es que las familias y las empresas pagarán la luz más cara, se dejará de captar inversión extranjera que particularmente están dejando los países asiáticos. Retroceso en materia de sostenibilidad ambiental y uno de los puntos más graves es que no dará la señal de que en México no se respetan los derechos de los inversionitas.
La contrarreforma no logrará reducir los precios de la electricidad, el costo promedio de megawatt-hora de las plantas de la CFE, de ciclo combinado, es de 1,416 pesos y es 24% más cara que el precio promedio de los generadores privados.
Son tiempos donde “analistas” y “políticos” sin experiencia empresarial satanizan a las empresas. Si bien es cierto que deben de respetar las reglas y leyes de cada país, también el gobierno debe respetar las inversiones.