En la realidad económica posterior al COVID-19, sobre todo los problemas en las cadenas de suministro que han afectado el desempeño de la economía mexicana, no se puede negar el efecto negativo en el crecimiento económico por las decisiones, y falta de estrategias, por parte del gobierno mexicano. Pero esto es parte del pasado, ya que el resultado del PIB es consecuencia de lo que se hizo o dejó de hacer.
En la ciencia económica se sostiene que en el presente se construyen las expectativas de los agentes económicos de lo que sucederá en el futuro y, desafortunadamente, el país no está generando condiciones ni expectativas positivas de crecimiento en el corto y mediano plazo. Pareciera que el objetivo del actual gobierno es terminar la administración con niveles de actividad económica inferiores a los reportados hasta el 2018. Entonces, la palabra recesión es el reflejo y resultado de las acciones del pasado reciente.
Siguiendo con el tiempo presente, mientras el país discute la reforma energética, México parece estar dejando ir una oportunidad de oro: el nearshoring. La guerra comercial de Estados Unidos contra China situó al país en una posición estratégica, la cual se vio reforzada por la pandemia, debido a la necesidad de producir bienes en lugares cercanos y accesibles al mercado estadounidense, siendo México el país idóneo para la relocalización de líneas de producción.
En ningún otro momento de la historia México resulta clave para el presente y futuro de la producción de su socio comercial estadounidense. ¿Qué podría significar el nearshoring para la economía mexicana? Un boom en la fabricación, que beneficiaría el crecimiento económico y el aumento de los salarios. Es decir, el mejoramiento de la calidad de vida de las personas.
¿Qué es lo que está haciendo el país ante esta oportunidad? En vez de fortalecer lazos y generar proyectos de beneficio mutuo, al parecer la estrategia del gobierno mexicano es generar conflicto con su principal socio comercial.
Con esta descripción del pasado y del presente, podríamos concluir que el futuro no pinta nada alentador. Entonces, ¿qué hacemos? ¿Nos resignamos a aceptar ese futuro poco favorecedor?
Lo bueno es que ante esta pregunta tenemos ejemplos de valientes mexicanos que han demostrado que conformarse no es la respuesta. Es aquí donde entre la palabra unicornio y no, no es el ser mitológico que usted tiene en mente. En este caso, cuando se habla de unicornio se refiere a una empresa privada con una valuación superior a los 1,000 millones de dólares.