El 8 de marzo, Estados Unidos prohibió la importación de hidrocarburos rusos ; sin embargo, el barril de petróleo ya llevaba varios días por arriba de los 100 dólares por barril y el gobierno de México anunciaba medidas extraordinarias por contener la inflación.
Antes de analizar las implicaciones del contexto global hay que destacar, primero, que el precio del petróleo se determina en los mercados financieros internacionales, no depende de la política económica de ningún país.
Segundo, la reactivación económica de la pandemia de COVID-19 es causa de altos datos de inflación en la mayoría de los países. Por citar los más cercanos, Estados Unidos registró una inflación del 7.9% anual en febrero de 2022 y en México fue de 7.28% anual en el mismo mes.
La inflación es un tema central del bienestar, por este motivo, es fundamental que el gobierno implemente políticas fiscales para que sus efectos no sean tan profundos en las familias vulnerables de México. Pero tenemos que ser cautos y estar conscientes de cuál es su costo y si el esquema planteado realmente beneficia a los 51.6 millones de mexicanas y mexicanos que viven en situación de pobreza laboral -situación en la que el ingreso laboral de un hogar no es suficiente para adquirir la canasta básica para todos sus miembros-.
El programa del gobierno para contener los efectos de la guerra en Ucrania es subsidiar al 100% el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) de gasolinas, además de un estímulo fiscal complementario a los contribuyentes de IEPS de entre 87 y 60 centavos de peso por litro acreditable a pagos provisionales de ISR e IVA para las empresas importadoras. ¿Su costo? De mantenerse todo 2022 se estima entre 300 y 330 mil millones de pesos; esto es superior a 1% del Producto Interno Bruto. ¿Beneficia a las familias de menores ingresos? Si el estímulo fiscal se traslada al consumidor final, sí, pero subsidiamos en mayor proporción a los hogares de mayores ingresos del país.
La pregunta fundamental, ¿las finanzas públicas lo permiten sin arriesgar su solidez?, la respuesta de economista: “depende” de por cuánto tiempo implementemos este estímulo y cuáles sean las repercusiones de la guerra para el crecimiento mundial, pero invita a una pregunta clave del manejo de las finanzas públicas durante la pandemia.
De acuerdo con el Fondo Monetario Internacional , México fue la economía emergente que menos gasto adicional realizó por la pandemia, apenas 0.9% del PIB. Recordamos al anterior secretario de Hacienda Arturo Herrera argumentar que México no debía adquirir deuda adicional para salvar empresas, trabajos, contener la pobreza y gastar más en educación frente a los impactos adversos del COVID-19 para mantener la solidez de las finanzas públicas. Ahora nos encontramos en una postura muy distinta de SHCP a la que prevaleció en los peores meses de la pandemia.