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El mercado de las edTechs en México y Latinoamérica

Existe una gran cantidad de empleos que requieren habilidades y conocimientos que no son parte de los planes de estudio, en ningún nivel académico, apunta Carlos Lieja.
dom 20 marzo 2022 07:00 AM
El mercado de las edTechs en México y Latinoamérica
¿Es posible recuperar el sentido lúdico de la educación? Desarrollar generaciones que disfruten y siempre quieran seguir aprendiendo. Formar creadores y no consumidores de tecnología, señala Carlos Lieja.

(Expansión) - Tal vez la educación en línea, obligada por las circunstancias, nos dejó un sabor de boca agridulce. Fue un recurso invaluable para que niños y adolescentes no dejaran de aprender, pero no necesariamente tuvo el tiempo de adaptación y maduración que respondiera a todos los aspectos del aprendizaje.

Una vez que los chicos regresaron a la escuela de manera presencial, parece que la conversación sobre las edTech la domina la educación continua. Mientras se habla del rezago educativo en edades tempranas, que no se ha podido calcular de manera más o menos exacta, se deja de lado lo más importante: cómo combatirlo.

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¿Qué opciones de formación complementaria se pueden implementar para que todos esos estudiantes no sólo recuperen su nivel, sino incluso lo impulsen más allá de los programas formales?

Si bien hay diferencias en los niveles y acceso, Latinoamérica comparte la preocupación y necesidad de impulsar la formación de sus próximas generaciones. La región se ha vuelto terreno fértil para los unicornios. Los grandes retos socio económicos que ha enfrentado, históricamente, han resultado en una enorme cantidad de emprendedores que buscan soluciones y que han encontrado caminos para hacerlo a través de la tecnología e innovación.

El común denominador es la creatividad y la capacidad para resolver problemas. ¿Quién le está enseñando esas habilidades a las próximas generaciones?

Existe una gran cantidad de empleos que requieren habilidades y conocimientos que no son parte de los planes de estudio, en ningún nivel académico. De ahí que la nueva gran veta de innovación sea la educación basada en tecnología, que permita dotar de esas habilidades, en el corto y largo plazo.

Modificar los programas educativos, dentro del sistema escolarizado tradicional, es un reto que implica muchos factores, elementos y tiempo. Sobre todo el último, que no lo tenemos. Hemos visto cómo la innovación rebasa los planteamientos como los habíamos hecho hasta hoy.

La solución, como ha sucedido en otras industrias, es incorporar nuevos elementos, de fácil acceso y aplicación, para complementar ese sistema y poder fortalecerlo de manera sostenida, mientras los alumnos van haciendo uso de estas plataformas y ganando los conocimientos, sin tener que esperar a que los cambios vengan de afuera. Porque su crecimiento, desarrollo, aprendizaje y carreras no pueden esperar.

Todo el mundo está mirando al futuro de la educación, en buena medida impulsados por el impacto de la pandemia en la dinámica académica y la obligación de migrar al mundo digital. Pero es importante trascender a esa necesidad específica. ¿Quién lo hacía desde antes? ¿Quién está pensando en toda la educación y no solo en un momento coyuntural? ¿Quién seguirá ahora que los chicos vuelven a las aulas?

HolonIQ, plataforma de inteligencia de mercados en temas educativos, estima que se invertirán por lo menos 87,000 millones de dólares en edtechs entre 2020 y 2029. “Todo el mundo está mirando el futuro de la educación. Además, la forma en la que los países fueron impactados por la pandemia transformaron la educación en el mundo digital”.

No podemos perder de vista que ese futuro también tiene que ver con qué y cómo se aprende. Forma y fondo del modelo enseñanza-aprendizaje tiene que cambiar. Es crítico pensarlo con un enfoque STEAM (ciencias, tecnología, ingeniería, arte y matemáticas) que brinda a los estudiantes conocimientos útiles para su futuro laboral.

También contribuye con el desarrollo de habilidades blandas: capacidad de tomar decisiones, resolución de problemas, comprensión de la información, liderazgo, entre otras. Sin dejar de lado las competencias sociales: pensamiento crítico y racional, la empatía y la capacidad de trabajar en equipo.

De acuerdo con datos del BID (Banco Interamericano de Desarrollo), hasta hace unos años la mitad de los estudiantes de Latinoamérica y el Caribe no lograba un nivel básico de aprendizaje de ciencias, un nivel básico de lectura o de matemáticas. Sobra decir que ese efecto se ha agravado, aunque no contemos aún con cifras concretas que lo dimensionen.

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¿Cómo encontrar un balance que atienda todos esos factores? ¿Es posible, además, recuperar el sentido lúdico de la educación? Desarrollar generaciones que disfruten y siempre quieran seguir aprendiendo. Formar creadores y no consumidores de tecnología.

Un camino abierto hoy es el que ofrece, precisamente, la educación basada en tecnología, al enseñar habilidades digitales que incluyen lenguajes de programación, inteligencia artificial, sistemas de análisis de datos, servicios en la nube, etc. que permiten comunicarse de manera más natural con las computadoras y dominar habilidades que serán altamente demandadas en los contextos laborales del futuro.

Clases de programación y matemáticas para niños y adolescentes son un gran punto de partida.

En términos de educación, no podemos pensar que el 2022 será el año de vuelta a la “normalidad”, pero es el momento de aprovechar lo que se ha desarrollado en el último par de años, mantenerse actualizado e innovando en herramientas educativas que permitan el mejor desarrollo dentro y fuera del aula.

Nota del editor: Carlos Lieja es Country Manager de BYJU’S FutureSchool. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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