Desde hace décadas, la industria del seguro dejó de ofrecer este tipo de instrumentos, sin embargo, ante un conflicto armado, es necesario reflexionar sobre las pérdidas que se presentan. En primer lugar, las muertes que ocasionan; las movilizaciones de poblaciones que generan la necesidad de atender a los refugiados que no pueden esperar.
En otras ramas, existen seguros especializados en aeronaves, en donde se asegura el casco que, aunque siempre tendrán una exclusión de riesgos de guerra, algunas veces es posible extender un endoso para su amparo. Un ejemplo de ello fue la destrucción del avión más grande del mundo, el Antonov AN-225 al inicio del conflicto en Ucrania, esta situación no sólo ha representado una pérdida para el sector aeronáutico, sino también pasó a ser un símbolo para Ucrania, ya que este avión se conocía como Mriya, “Sueño” en ucraniano. Seguramente su reconstrucción será costosa y tardada si es que en algún momento se da.
En el difícil contexto también existen coberturas para el Patrimonio Cultural, integrado por los monumentos, edificios históricos, museos y las obras de arte que en ellos se conservan. Para dimensionar el caso, me gustaría recomendarles tres películas que abordan este tema: Operación Monumento (Monuments Mens) con George Clooney; La Dama de Oro (Woman in Gold) con Helen Mirren y Ryan Reynolds y, por último, Hitler vs Picasso, un documental sobre el saqueo de arte en los museos de territorios ocupados. El arte y la cultura también son susceptibles de formar parte del campo de batalla.
Las compañías de seguros siempre se encuentran en una encrucijada sobre qué hacer cuando estalla un conflicto armado, este tipo de eventos son potencialmente destructivos no sólo para un país, sino para toda la humanidad.