Pasé por un tiempo en Derecho, me cambié de carrera a Ciencias de la Comunicación y fui el más feliz. Así seguí mi trayectoria académica, hice un MBA, porque creo que era un buen complemento y pues con la sorpresa que llevaba varias materias numéricas, pero les fui agarrando cariño.
Al comenzar a trabajar en México estaba muy ilusionado porque iba estar en lo mío -en Comunicación-; para mi sorpresa me contrataron en el sector financiero. Claro que cuando llegué no tenía ni idea de los conceptos, productos, tasas o servicios.
Por mi carácter fui obligándome a aprender y así dar un buen servicio a mis clientes. Para no aburrirlos, llegué a Grupo Financiero B×+, después de colaborar con varios competidores de distintos tamaños, entendí que lo más importante para lograr la bancarización es que los usuarios comprendan, en un lenguaje coloquial, amigable y accesible, las ventajas que conlleva el tener al sistema a tu favor.
Ya había desarrollado una especialidad en Finanzas Personales, pero después de varios años me di cuenta que necesitaba seguir estudiando y seguir aprendiendo, por lo que decidí y gracias al impulso del liderazgo en el Grupo, en particular de mi jefe - y que conste que no es ‘guayabazo’ - obtener la Certificación de Asesor de Estrategias de Inversión (Figura 3) que otorga la AMIB (Asociación Mexicana de Instituciones Bursátiles). Tras meses y meses de estudio logré aprobar el examen, lo que me hizo reflexionar en varias cosas.
Cuando hago una recomendación en Finanzas Personales y ahora en Estrategias de Inversión, debo hacerlo de forma profesional y ética, las personas se acercan a mí, depositan su confianza para poder facilitarles, con base en su perfil, herramientas, información y elementos para la mejor toma de decisiones patrimoniales.
Siempre debo recordar emplear un lenguaje que no se preste a la confusión o conduzca al error, hablar con transparencia y pensar que estoy administrando mis propios recursos para privilegiar el interés del cliente o del asesorado.
La certificación te obliga, que en mi caso renovó mi compromiso, a conducirte con ética, lo que se traduce en beneficios para el sector financiero, porque los principios fundamentales del Código de Ética Profesional de la Comunidad Bursátil Mexicana te indican que debes hacer prevalecer siempre el principio del cliente y conducirte con una conducta íntegra que permita el desarrollo transparente y ordenado del mercado.