Este mes nos da una buena oportunidad para crear consciencia de los temas que afectan a nuestra comunidad a nivel sociedad y empresa, así como establecer políticas para garantizar que las personas que pertenecemos a este colectivo podamos desarrollarnos de una manera óptima es un imperativo moral, público y de negocio.
En México, la discriminación contra las personas LGBT+ dentro de los lugares de trabajo continúa siendo un tema de gran relevancia. De acuerdo con el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED) una de cada dos personas no fue abierta sobre su orientación sexual y/o identidad y expresión de género en su último empleo.
Esto debido a que la mayoría teme que, al salir del clóset en el trabajo, puedan ser víctimas de violencia física, verbal y/o discriminación. Por ello es de suma importancia que las empresas tomen acción y se posicionen en contra de cualquier tipo de actitud o práctica discriminativa en contra de este colectivo.
En este sentido y, de acuerdo con el estudio “Negocios y Justicia Social: El Silencio tiene Consecuencias”, los programas y políticas de justicia, equidad, diversidad e inclusión son críticos para que las empresas demuestren su compromiso y acciones con temas relacionados a estos valores.
Sabemos que no es sencillo, ni rápido. Se requiere mucha flexibilidad de pensamiento, apertura a nuevos contextos, realidades e ideas, además de reconocer y visibilizar las estructuras, procesos, políticas y códigos que discriminan o marginalizan a ciertos grupos de personas y privilegian a otras.
Además, la hostilidad contra las personas de orientaciones sexuales e identidades de género no normativas obstaculiza el desarrollo económico y de negocio. Al excluir a talentos pertenecientes a este colectivo, se minimiza la diversidad dentro del ecosistema laboral impactando directamente en la cultura, equidad, justicia, sentido de pertenencia e inclusión, productividad, reputación corporativa, creatividad y generación de ideas desde diferentes perspectivas y contextos.
De acuerdo con la Organización Open for Business, las empresas que son abiertamente pro LGBT+ muestran un mejor desempeño de negocio en varios aspectos como son el desempeño financiero, acceso a mercados globales y cadenas de suministro, mayor posicionamiento de la marca y orientación al cliente, un buen gobierno corporativo, así como atracción y retención de talento.
El Purpose Tracker , un estudio global llevado a cabo por Porter Novelli, demostró que cada día las personas son más conscientes de la empresa a la que pertenecen o a la que quieren pertenecer, ya que expuso que el 72 % de los encuestados dijo que sería más probable que aceptara un trabajo en una empresa que apoya a la comunidad LGBT+ a una que no.
Sabemos que aún hay mucho camino por recorrer, pero afortunadamente cada día existen más aliados en pro de los derechos de la comunidad LGBT+. Mi compromiso como consultora de comunicación es brindar a los clientes asesoría y herramientas para que puedan incorporar estrategias y programas que incluyan con autenticidad y propósito claro valores que apoyen esta causa.
Los cambios que las empresas deben llevar a cabo para crear una cultura inclusiva se dan en cuatro pilares:
1. Gobierno corporativo para crear un ambiente sano, diverso y seguro para todas las personas.
2. Soporte a una fuerza de trabajo diversa, evaluando procesos de inducción, capacitaciones y recursos disponibles.
3. Priorización de equidad e inclusión en comunicación externa, interna y campañas de mercadotecnia. Y
4. Promoción de la diversidad de ideas, personas, socios y proveedores.