Durante años, la sociedad civil en nuestro país buscó impulsar una nueva ley que garantizara el derecho a una movilidad segura para todos los ciudadanos de nuestras calles. Tras lograr una coalición sin precedentes, el pasado 18 de mayo se avanzó decisivamente en esa dirección con la entrada en vigor de la Ley de Movilidad y Seguridad Vial a nivel nacional.
La ley prioriza el salvaguardar la vida de los peatones. En este contexto, las aplicaciones de movilidad y la educación vial de los conductores y pasajeros son cada vez más relevantes para proteger la vida e integridad de las personas quienes nos desplazamos diariamente por las ciudades.
En el caso de la Ciudad de México, es de celebrar que existan iniciativas como “Empresas Aliadas de la Seguridad Vial” de la Secretaría de Movilidad, un programa dedicado a capacitar a quienes conducen por las calles de la ciudad. Por medio de talleres teóricos y prácticos, las autoridades sensibilizan a conductores acerca de otros modos de transporte, como bicicletas o motocicletas, y en particular, la movilidad de peatones.
Estos talleres se imparten a empresas privadas y también a los propios operadores de transporte público, con el fin de contribuir a garantizar la seguridad vial.
Me alegra decir que varias empresas se han sumado ya a esta iniciativa, en la que los conductores participan en dos talleres para aprender más del reglamento de tránsito y la pirámide de la movilidad. Además, ponen en práctica lo aprendido al salir con una rodada en bicicleta por varios kilómetros en calles y avenidas de la Ciudad de México.