Encaminados en este propósito, varias regiones europeas llevan la delantera. Por ejemplo, Chipre encabeza la lista de países con el mayor crecimiento de coches eléctricos entre 2010 y 2020, seguido de Luxemburgo e Irlanda, con un crecimiento anual promedio del 105% en la venta de estos vehículos.
Este crecimiento de vehículos eléctricos ya ha dado frutos en los países europeos, pues de acuerdo con la Agencia Ambiental Europea, las emisiones medias de las nuevas unidades en la Unión Europea, Islandia, Noruega y el Reino Unido en 2020 fueron de 107.8 gramos de CO2 por kilómetro. Esto es 14.5 gramos de CO2 (12%) menos que en 2019 y representó la primera disminución observada desde 2016.
Además de la clara reducción de gases nocivos, existen otras razones para adoptar e impulsar cada vez más el uso y la venta de estas unidades. Como parte de la estrategia que han utilizado los países europeos para fomentar la compra de estos automóviles, están una menor carga fiscal con un descuento de hasta 25% del IVA en la adquisición de estos vehículos, a los compradores también se les exenta de los peajes y pueden acceder a estacionamiento gratuito en diversos puntos de sus países y, en el caso particular de Noruega, tienen permitido viajar por los carriles exclusivos de los autobuses.
En México, ya estamos dando los primeros pasos hacía la sustentabilidad. Cada día somos más conscientes de la importancia de salvaguardar al planeta y hemos visto un crecimiento en las tendencias verdes como los huertos personales o comunitarios, el reciclaje del plástico, el aluminio o metal y los bazares de segunda mano que ofrecen moda a precios bajos.
A la par de estas tendencias también se ha comenzado a avanzar en el ámbito de la electromovilidad, en el cual ya existen diversos actores trabajando, como lo son algunas apps de movilidad, las cuales ya ofrecen alternativas sustentables y seguras al menos en CDMX. Sin embargo, aún tenemos mucho que trabajar entre todos los sectores para dar solución a tres grandes retos: disponibilidad de electrolineras en todo el país, reducir el precio de los vehículos eléctricos y buscar alternativas de reciclaje para las baterías de los mismos.
Para dar solución a estos, es necesaria y vital la cooperación entre las empresas dedicadas a la movilidad, la sociedad y distintos entes gubernamentales. Solo así lograremos llevar este proyecto a buen puerto dando un buen ejemplo de cooperación y comunicación intersectorial en beneficio de toda la sociedad.
Para resolver el tema de infraestructura de las electrolineras, las marcas de automóviles que ya manufacturan vehículos eléctricos en México podrían, por ejemplo, establecer alianzas con centros comerciales, hoteles y tiendas de conveniencia para instalar centros de carga en estos puntos. Si pudieran además ofrecer abastecimiento gratuito a sus clientes, se impulsaría de forma muy importante la adquisición de dichos vehículos.