Sin embargo, hay un elemento en la ecuación que no termina de cerrar, pues hemos delegado casi el 100% de la responsabilidad en el líder, pero ¿y no son los otros miembros del equipo, en el mundo del trabajo, adultos con capacidad para actuar y tomar decisiones?
Hoy muchas organizaciones enfrentan el reto del liderazgo multigeneracional, donde se supone que debemos desarrollar al líder para adaptarse a las necesidades y expectativas de los miembros de su equipo. Recurrentemente empezamos a escuchar la pregunta de ¿cómo inspirar a la generación centennial y ayudarla a encontrar su propósito?, o ¿cómo los líderes deben comprender que los millennials necesitan un balance vida-trabajo diferente?
Pero la pregunta trae también un componente interesante de desafío: ¿cómo lograr que otras generaciones logren sus objetivos y tengan la capacidad de aceptar el liderazgo de su jefe?
Más allá de que el trabajo del líder esté en lograr el nivel de influencia suficiente para conducir a su equipo a través de los resultados, también tenemos que empezar a hablar de la responsabilidad de cada miembro de equipo en apoyar esta misión y no convertirse en un obstáculo para el líder, para sí mismo y para sus compañeros.
Por lo anterior, hay tres claves para desarrollar el liderazgo multigeneracional en una organización:
1. Dar responsabilidad a cada miembro del equipo en la adaptación y efectividad del grupo: no sólo el líder debe conocer las expectativas y necesidades de cada persona, todos los miembros deberían tener la tarea de identificar las necesidades de los demás y sobre todo aquellos aspectos que los pueden ayudar a funcionar mejor juntos, esto incluye el que cada miembro del equipo identifique también las necesidades del líder.
2. Definir a cada miembro del equipo un rol para la mejora de la efectividad del grupo, existen muchas funciones que el equipo puede desarrollar para mejorar su efectividad por eso, el equipo se puede repartir roles de comunicación, de bienestar, de capacitación por ejemplo.
3. Fijar una meta al equipo en términos del funcionamiento como colectivo, de forma tal que cada miembro comprenda su responsabilidad en asegurar que todos se conecten con su propósito, todos encuentren su balance y sobre todo, todos desarrollen su máximo potencial.