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¿Están México y América Latina listos para la transición energética?

América Latina necesita implementar regulaciones que impulsen la inversión para garantizar la mejora de infraestructuras y, a la vez, hacer de las exportaciones de energía limpia una prioridad.
dom 21 agosto 2022 07:00 AM
La nueva Ley de Transición Energética impuso la primera meta para que en 2018 la generación eléctrica por fuentes limpias pase de 25% al 30% del total.
Si bien México atraviesa por un proceso complejo, cuenta con normativas que son adecuadas para la utilización de energías sustentables y renovables, apunta José Aparicio.

(Expansión) - El cambio climático nos pide que transformemos la forma en que desarrollamos muchas de las actividades humanas. Pero hay una que sin duda está tomando cada día mayor relevancia: la transición energética, uno de los temas más importantes que se van a discutir y desarrollar en los siguientes años, si se toma en cuenta que el mundo está buscando cambiar hacia una economía verde.

La mayoría de los países de América Latina disfruta de fuentes de energía eólica y solar abundantes y de alta calidad, lo que permite unos costos de generación muy competitivos. Aunque América Latina tiene una oportunidad de oro para seguir desarrollando su papel como exportador de energía verde, particularmente de hidrógeno, cualquier avance en esta dirección requiere apoyo normativo.

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Aunado al tema normativo, el financiamiento es el segundo rubro prioritario para el correcto desarrollo de la región. América Latina necesita implementar regulaciones que impulsen la inversión para garantizar la mejora de las infraestructuras y, a la vez, hacer de las exportaciones de energía limpia una prioridad estratégica.

La encuesta un Índice de Preparación para la Transición Energética, centrado en la región de América Latina, reveló una brecha entre las percepciones y la realidad en lo referente a lo que se ha logrado hasta ahora: los participantes estimaron que las emisiones de la región se redujeron un 17% en promedio entre 2005 y la actualidad, y sólo cuatro de cada 10 respondieron que en realidad no se había logrado ninguna reducción de las emisiones.

La razón de esta discrepancia, según el estudio, es el resultado de las discusiones públicas sobre las medidas iniciales de descarbonización ya en marcha, cuando, en realidad, el crecimiento de emisiones contrarresta cualquier reducción potencial lograda por estas medidas en la actualidad.

En el mismo estudio se detalla que en términos globales, América Latina es un contribuyente menor al cambio climático, representando sólo el 5% de las emisiones globales de CO2 en 2020. Sin embargo, las emisiones crecieron alrededor del 20% entre 2005 y 2019, impulsadas por la expansión económica y el aumento de la demanda de energía.

Así en el territorio han comenzado a implementarse una serie de estrategias para esta transición y se divide en tres áreas: financiación, tecnología y know how. El asegurar una política energética coherente, hará que esta vía funcione.

En efecto, creo que esos son los elementos principales en los que tenemos que enfocarnos. Si bien México atraviesa por un proceso complejo, cuenta con normativas que son adecuadas para la utilización de energías sustentables y renovables. De este modo, si nos referimos a la Ley General de Cambio Climático y la Ley de Transición Energética, hay visiones muy claras donde el gobierno ya tiene compromisos para el 2030, así como para el 2050.

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Es una combinación de ambos y se observa que la transición energética no es exclusiva para México. En América Latina es algo que todos los países están viviendo. Un tema a considerar es que para asegurar el éxito de este plan, es necesario el desarrollo y uso de nuevas tecnologías que permitan garantizar la continuidad de los sistemas y con ello evitar los problemas de intermitencia en la generación de energías limpias.

Debe señalarse que las oportunidades de México de producir energía limpia en el norte del país mediante paneles solares y no solamente pensar en exportar sino también en cómo podemos integrarnos dentro de la red. En efecto tenemos que mirar cómo asegurar que esa energía entre de manera confiable, mediante tecnologías para regular la frecuencia, almacenarla y colocarla en la red.

Resulta claro que existe el potencial para generar y enviar energía limpia no solo a Estados Unidos sino también a Centroamérica. Por ello el potencial de México es muy grande por sus condiciones geográficas y de logística para desarrollar su papel como exportador confiable de energía verde.

Nota del editor: José Aparicio es Director General de Siemens Energy Mesoamérica, es un apasionado en la aplicación de tecnologías digitales en el sector energético en las áreas de Ciberseguridad, Análisis de Datos, Inteligencia Artificial, Gemelos Digitales entre otras aplicaciones. Es Miembro de la Junta Directiva de Siemens Gamesa Latinoamérica, Miembro Ejecutivo de la Asociación Mexicana de Hidrógeno, Miembro de la Cámara de Comercio Industrial México-Alemania, entre otros. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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