Por ello, los cimientos sólidos en su proceso de construcción, la consecuencia y coherencia son invaluables y constituyen una gran responsabilidad.
Economía de la Reputación
La importancia de la Economía de la Reputación no es un tema reciente, fue tomada en cuenta hace 11 años en la “Conferencia Internacional de Reputación Corporativa” realizada en mayo del 2011 en Río de Janeiro. En ella se puso en relieve la importancia de la Reputación Corporativa en la administración y generación de la riqueza a partir de la satisfacción de las necesidades de nuestros clientes, en función a la reputación obtenida a lo largo del tiempo a partir de su patrimonio intelectual.
Se puede decir que la preferencia y la compra de los consumidores de un determinado producto o servicio se da porque la reputación se traduce en un valor económico y de trascendencia, lo que hace que se genere esa confianza, seguridad y preferencia de los consumidores para decidirse en adquirir siempre ese mismo producto.
A modo de ejemplo, comprar unas zapatillas de “buenas marcas”, aplicando lo anterior, tendríamos como referentes a marcas posicionadas en el mercado, donde el público las escoge automáticamente por el precio que proyectan (nada baratas) y los beneficios intrínsecos que conllevarían al comprarlas: calidad del material, comodidad, garantía de producto y la responsabilidad con el medio ambiente (principal preocupación de las empresas frente al impacto ambiental).
La relación calidad-precio en la Economía de la Reputación es directamente proporcional a la reputación corporativa de tu empresa, porque permite generar un mayor impacto en el mercado al incrementar las ventas, e incluso, aumentar el valor de la empresa—no solo en temas intangibles—sino económicamente en caso de venderla y, obtener así, una mayor cuota de mercado.
De la misma forma, los accionistas, al considerar invertir en una empresa, deben priorizar diversos factores que impacten en sus perspectivas de financiación y solidez de la marca porque ellas influenciarán sobremanera en el posterior comportamiento del consumidor. Estos incluyen factores de tipos: ambientales, sociales y de gobierno corporativo, conocidos como los ESG (environmental, social and governance).
Al igual que la reputación corporativa, toda organización posee ESG. De allí la importancia de construirla de manera fortalecida, ya que se obtendrán resultados positivos medibles, mientras que una débil e inconsistente puede tener consecuencias nefastas.