El riesgo es una clave más en la ecuación porque cuando lo asumimos y tomamos consciencia de ello, sabemos que nos podemos equivocar, de que podremos recibir críticas, de que tendremos que asumir nuestros errores y afrontar las consecuencias… Pero eso no va a impedir que demostremos todo lo que podemos ofrecer al mundo si tenemos claro cuál es nuestro propósito.
Para mí, la clave es primero, defender la humanización en cada gestión. Somos personas y esto nos facilita la adaptación al continuo cambio en el que nos encontramos.
Creo que es fundamental, y necesario, que las y los emprendedores tengamos un propósito claro, y sepamos cómo transmitirlo. Tenemos una especial capacidad para analizar las situaciones en las que nos encontramos, para adaptarnos al cambio y a su velocidad.
Soy mujer y emprendedora, y la importancia en la sociedad actual, no creo que se centre en el género de la persona, sino en la capacidad para gestionar la incertidumbre, para aprender, para empatizar, para ser líderes del cambio.
Todo lo que hemos vivido en los últimos años, nos ha sobrevenido, sorprendido, y nos ha demostrado que tenemos que adaptarnos, de forma inesperada e inmediata a los cambios drásticos e imprevistos. Y también, que tenemos esa capacidad de adaptación, que quizás desconocíamos.
Una situación como la vivida ha podido poner de manifiesto nuestras debilidades, pero también ha sacado a luz nuestras fortalezas. Nos ha brindado la oportunidad de conocernos mejor, en mayor profundidad, descubriendo quiénes somos, en realidad.