Y por si fuera poco, no sólo debe cubrir las operaciones que directamente controla la empresa, sino que también deben estar consideradas las de su cadena de valor, ya que ahí es donde se pudieran presentar los mayores riesgos, los impactos más severos o las mejores oportunidades en materia de responsabilidad social.
¿Cuántas empresas no han enfrentado fuertes crisis reputacionales e incluso financieras por escándalos en materia de derechos laborales, cuestiones medioambientales o situaciones controversiales que se presentaron en algún eslabón de su cadena de valor?
Ante ello, se presenta un reto para aquellas empresas que tomen en serio su sostenibilidad corporativa, ya que esto implicará no sólo mapear a su cadena de valor (proveedores, distribuidores, concesionarios, socios de negocio, etc.), sino llevar a cabo procesos de diagnóstico o de debida diligencia para poder identificar dichos riesgos, impactos y oportunidades que se pudieran presentar en la cadena de valor, y a partir de ello actuar en consecuencia con diversos alcances.
Algunas empresas deciden empezar por simplemente compartir algún decálogo de principios o código de ética a su cadena valor, o solicitarles contestar un cuestionario sencillo sobre sus prácticas en materia social, ambiental y de gobernanza. De ahí se podría avanzar a la firma de algún compromiso o la inclusión de alguna cláusula al respecto dentro del contrato correspondiente, hasta llegar a esquemas de evaluación, monitoreo o auditoría en la materia, para asegurarse que efectivamente cumplen lo solicitado, o que para lo que afirman hacer, cuenten con las evidencias suficientes que lo sustenten.
Cuando los resultados de algún integrante de su cadena de valor son positivos o se logra un buen puntaje o nivel en materia de sostenibilidad, puede ser que la relación comercial con la empresa se mantenga o se amplíe; pero por el contrario, con resultados negativos o puntajes bajos, pudiera implicar que se establezcan ciertas condiciones para continuar con la relación comercial, o incluso en algunos otros casos, que ésta se limite o se concluya.
Adicionalmente, también hay empresas que deciden apoyar a su cadena de valor para avanzar de manera conjunta en estos temas, pudiendo ofrecerles algunas pláticas o capacitaciones formales, así como esquemas de desarrollo de proveedores, asesorías, acompañamientos e incluso apoyos económicos o financiamiento ligados a su avance o compromisos con la sostenibilidad, en especial, cuando dentro de la cadena de valor se encuentran micro, pequeñas o medianas empresas, para las cuales todas estas ayudas pueden ser la diferencia para detonar o impulsar su avance en materia de sostenibilidad.