El aspecto más revolucionario del tercer Objetivo de Desarrollo Sustentable es lograr la cobertura sanitaria universal, una meta que muchos consideran demasiado ambiciosa y difícil de lograr o de medir. Alcanzar el objetivo requiere de inversión en sistemas sanitarios o, visto de otra manera, este reto global puede traducirse en una oportunidad de negocio.
La tecnología se ha convertido en una herramienta principal en la evolución de área de la salud, y seguirá avanzando radicalmente con el empleo de la Inteligencia Artificial (IA), lo cual, demanda inversiones.
Las oportunidades de inversión en el mercado de la salud se están incrementando cada vez más incidiendo en las tasas de crecimiento de los países. Se estima que en 2020 la inversión mundial en inteligencia artificial aplicada a la salud rondó los 68,000 millones de dólares (mdd), de los cuales 42,200 mdd procedían de inversionistas privados.
Para 2021 el mercado alcanzó los 383,300 mdd y se estima que cerrará este año en cerca de 450,000 mdd, manteniendo una alta tasa de crecimiento interanual a lo largo de los próximos cinco años.
Cada avance en tecnología para la salud es una oportunidad de inversión en proyectos potentes que, desde la óptica del sector salud, genera interesantes retornos. La inversión en tecnología se hace presente en el descubrimiento de nuevos fármacos, en la interpretación de imágenes radiológicas, y hasta en el análisis del genoma de un paciente; es de gran utilidad en la detección de tumores y para quienes tienen algún tipo de impedimento físico o mental; y permite la monitorización de las personas mayores que vivan solas.
Sin dudarlo, la tecnología se ha adentrado en la medicina. Tan es así que se prevé que alrededor del 70 % de las empresas adoptarán al menos un tipo de tecnología avanzada para 2030 y que, para entonces, la IA podría generar un producto económico adicional de unos 13 billones de dólares, aumentando el PIB mundial en un 1.2 % anual.
La tecnología en la salud puede, por un lado, facilitar el surgimiento de organizaciones de escala masiva y, por otro, permitir a los pequeños actores, e incluso a los individuos, emprender proyectos que ahora son realizados principalmente por empresas más grandes.
El tercer Objetivo de Desarrollo Sustentable propuesto por la ONU es una gran oportunidad para invertir y obtener rendimientos, al tiempo que se apoya a la causa de la salud en el mundo. Pero, de acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), “las fuentes tradicionales de financiamiento público no son suficientes. Afortunadamente, en el sector privado, vemos un cambio de la inversión tradicional hacia modelos que no sólo generan retornos, sino que a su vez buscan tener un impacto positivo en la sociedad y el medio ambiente”.