El reporte indica que en su mayoría son fabricantes de electrónicos los que se están trasladando de Asia a Estados Unidos y México. Como esta “deslocalización cercana” comenzará a acelerarse en México, debe generarse una política industrial en el país que pondere esta tendencia. Incluso el Consejo Nacional de la Industria Maquiladora y Manufacturera de Exportación (Index) instó a que se sumen esfuerzos en pro del nearshoring.
Sin duda, esta tendencia debe ser aprovechada en todos los aspectos, tanto por los desarrolladores inmobiliarios como por el gobierno, el cual puede recaudar más impuestos y destinarlos correctamente al desarrollo de las zonas aledañas. ¿De qué servirá un parque industrial de tecnología de punta si no tiene energía eléctrica suficiente para albergar empresas que la requieran?
Pongamos un punto muy importante sobre la mesa: la competencia en el nearshoring. México es el principal socio comercial de los Estados Unidos. La renovación del T-MEC y la apertura comercial que conlleva otorga confianza y garantías a los estadounidenses y otros inversionistas. Pero así como nosotros tenemos un T-MEC, otros países están buscando alianzas comerciales que los hagan más atractivos al capital, como la Asociación Económica Integral Regional en Asia.
Mientras Estados Unidos pelea con China por el liderazgo global, una puerta de oportunidades se abre, más para que México aproveche la relocalización de empresas. Pero, al mismo tiempo, se generan alianzas en India, Rusia, China y Emiratos Árabes que también motivan que empresas internacionales regresen a sus países.
En términos de resultados, hasta el momento México va bien. Constantemente vemos empresas anunciando inversiones importantes en distintos puntos del país, sobre todo en la frontera, lo cual ha llevado a una escasez de naves industriales en ciudades como Tijuana, Ciudad Juárez y Monterrey, lo que ha elevado los costos de la renta de estos espacios.