Sin embargo, es importante recordar que el gobierno de México en los meses de la pandemia no apoyó a las empresas como sí lo hicieron muchos de los países desarrollados. Si bien fue una decisión que en ciertos momentos ha sido criticada, la caída del PIB durante esos meses no fue mayor a la de la gran mayoría de los países y lo bueno es que la deuda no creció tanto y por esa razón tenemos todavía finanzas públicas sanas.
En México, como en el resto del mundo, el tema de preocupación ha sido la inflación. Hasta el momento se ha respetado la autonomía del Banco de México, tenemos un tipo de cambio estable y la inflación no se debe al impacto en el aumento del salario mínimo ni a la regulación de la subcontratación. En esta área había claramente abusos que se tenían que corregir.
En resumen, en México tenemos estabilidad macroeconómica, pero hay importantes retos a nivel microeconómico.
Existen malas decisiones del gobierno del presidente López Obrador que han afectado para tener una dinámica de mayor crecimiento de la economía.
Los problemas de inseguridad en todo el país se ven reflejados todos los días en actos de violencia. Además, tenemos un débil Estado de derecho, tenemos muchas leyes, pero no se aplican. Son temas que generan incertidumbre entre los inversionistas y ha frenado a la economía.
El gobierno de la llamada 4T ha generado este ambiente de incertidumbre para la inversión y por lo tanto los empresarios no están invirtiendo; al tener una economía con menos crecimiento, las expectativas para que las familias puedan mejorar su nivel de vida ha caído. Además, el PIB per cápita al terminar el sexenio será más bajo.