En México tenemos un sistema bancario sólido, con aspectos positivos, pero también hay factores que se les puede criticar, como el bajo financiamiento a empresas, así como la mala imagen que han creado. Poco se menciona, pero al revisar las menciones que tienen los bancos en los medios de comunicación es bastante mala. De hecho, es el reflejo de la percepción que existe entre muchos usuarios de la banca, no tienen buena reputación en casi todo el mundo.
En diversos estudios se ha demostrado que el nivel de reputación de la banca ha sido históricamente inferior al de otros sectores, como la industria farmacéutica, sin hacer justicia al papel central que juega en el desarrollo económico de las naciones. Como jugadores permanentes de los mercados financieros, la supervivencia y futuros ingresos de las entidades bancarias están directamente ligados a su reputación.
Aunque los comportamientos deshonestos pueden llevar a beneficios a corto plazo, ese beneficio se consigue a costa de una pérdida de reputación y de ganancias futuras. De este modo, la reputación se convierte en un activo muy valioso del sector bancario.
Los riesgos reputacionales se originan sobre todo por las noticias que generan una mayor cobertura en los medios de comunicación. Por ejemplo, influyen mucho los resultados de prueba de estrés a nivel europeo o las cotizaciones de los mercados. Por otro lado, como ejemplos de riesgos operativos o de comercialización que pueden traducirse en riesgos reputacionales son las preferentes, los productos tóxicos, los desahucios o las cláusulas suelo.
Del mismo modo, la responsabilidad social estaría siendo menos valorada en los bancos que en las cajas, debido al origen fundacional de éstas y su tradición social de compromiso con la comunidad.