El sector de la vivienda en EU se estima que aporta entre 15% y 18% del PIB (NAHB, Asociación Nacional de Constructores de Vivienda, por sus iniciales en inglés), computando la inversión residencial (3-5% PIB) -construcción, remodelación, tarifas intermediarios- y el consumo en servicios de vivienda (12-13% PIB) -rentas, servicios básicos-.
Esta rama de la actividad fue una de las primeras en recuperarse de la crisis pandémica. Los inicios de construcción de vivienda al cierre de 2020 eran 7.3% superiores al cierre de 2019, de acuerdo con la Oficina del Censo en EU. Por el contrario, en noviembre pasado, los inicios de construcción de casas cayeron 0.5% a tasa mensual, su tercera lectura a la baja, mientras que los permisos de construcción se contrajeron 11.2%, su peor lectura desde abril de 2020.
¿Por qué este cambio tan radical? En 2020 tuvo lugar una fuerte reducción en las tasas de interés por parte de la Reserva Federal de EU (Fed), lo que rápidamente se tradujo en un menor costo de las hipotecas, que a su vez estimularon a la demanda por vivienda.
Esto siguió así hasta inicios de 2022; sin embargo, a partir de marzo, y para combatir presiones inflacionarias no vistas en 40 años, la Fed comenzó a subir las tasas de interés, con lo que el costo de las hipotecas se duplicó respecto a 2021. Más aún, se espera que las tasas de interés sigan subiendo hasta mediados de 2023, lo que mantendría presionado al sector inmobiliario, y al resto de la economía.
Otros indicadores económicos en EU, hasta el momento, no han exhibido la misma debilidad que el sector vivienda, incluso han mostrado más resiliencia a lo esperado. El empleo sigue creciendo con fuerza, aunque a un ritmo cada vez menor: las nóminas no agrícolas registraron 263,000 nuevas posiciones en noviembre, contra 284,000 el mes anterior. El gasto personal real avanzó 0.5% m/m en octubre, su mayor expansión desde enero.
Sin embargo, el resto de la actividad económica terminará por resentir, aunque con un mayor rezago que el sector inmobiliario, el efecto del incremento en las tasas de interés. Por ejemplo, piense en todos artículos que usualmente se adquieren con un financiamiento, como autos, muebles, electrodomésticos, etc. Asimismo, si se demandan menos casas, automóviles, muebles, electrodomésticos, y otros bienes y servicios, se moderará la producción y la contratación, mientras que el menor dinamismo laboral impactará a su vez a los ingresos y las decisiones de consumo de los hogares. Entonces, es altamente probable que la economía estadounidense entre en una recesión a mediados del siguiente año, aunque se estima que esta no sería muy profunda.