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La autonomía y la eficacia del Banxico para controlar la inflación

Cuando la inflación es elevada, las tasas de interés tienden a aumentar, lo que encarece el financiamiento para el consumo y la inversión, debilitando aún más el gasto, apunta Alejandro Saldaña.
jue 31 marzo 2022 12:01 AM

(Expansión) - En México, el Banco Central (Banxico) tiene como mandato lograr una inflación baja y estable, lo cual es benéfico para todos los mexicanos. Esto porque ayuda a mantener el poder adquisitivo de nuestro dinero, es decir, que con los mismos pesos con los que hoy podemos adquirir una canasta determinada de bienes y servicios, podamos mañana alcanzar un conjunto similar de satisfactores.

Incluso, la inflación puede considerarse que es regresiva, o sea, que infringe más daño sobre quienes menos tienen. Esto derivado de que, usualmente, las personas con menos recursos mantienen sus ahorros en efectivo u otros mecanismos que no les permiten protegerse contra la inflación, al no generarles algún interés o rendimiento.

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A nivel macroeconómico, la inflación también tiene implicaciones negativas. Por un lado, si el poder adquisitivo de los hogares se reduce, entonces la demanda por bienes y servicios será menor, lo que se reflejará en la producción y, dado que para producir se necesita mano de obra, repercutirá en el empleo.

Por otro lado, cuando la inflación es elevada, las tasas de interés tienden a aumentar, lo que encarece el financiamiento para el consumo y la inversión, debilitando aún más el gasto y, por lo tanto, la producción de bienes y servicios, el empleo y el bienestar las familias.

Ahora, los Bancos Centrales pueden, en términos muy generales, controlar la inflación regulando la oferta monetaria y determinando el nivel de las tasas de interés. Esta labor resulta mucho más factible cuando el Banco Central es completamente autónomo, ya que esto los hace independientes a las presiones políticas que pudieran surgir.

Por ejemplo, si el Banco Central determina que debe de subir las tasas de interés para controlar el alza en precios, esto se va a reflejar, entre otras cosas, en un mayor costo del servicio de la deuda gubernamental, lo que deja menos recursos disponibles a los gobernantes para gastar en conceptos afines a sus aspiraciones políticas y que usualmente son populares entre el electorado, como lo pueden ser los programas asistencialistas o cierto tipo de obras monumentales, aunque estos no necesariamente sean social y económicamente rentables.

Entonces, aquí claramente se puede observar cómo hay un conflicto de intereses entre la política fiscal y la política monetaria, entre Hacienda y el Banco Central, entre las aspiraciones políticas de cualquier administración en turno y el control de la inflación.

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Por ello, no sería descabellado imaginar que, si el Banco Central pierde autonomía, sea factible que volvamos a experimentar espirales inflacionarias provocadas por una política fiscal irresponsable.

En este esquema, el Gobierno, en su apetito por gastar más y gozar de un bajo costo financiero, presionaría al Banco Central a abandonar su mandato (“inflación baja y estable”) y mantener permanentemente las tasas de interés bajas, independientemente de cómo se comporte la inflación. Incluso, si ello no es suficiente y el déficit fiscal comienza a crecer, podría dictarle al Banco Central a imprimir dinero.

Por todo lo que se mencionó arriba, si el Banco Central pierde autonomía y es menos eficaz par a lograr su mandato de estabilidad de precios, los platos rotos los pagarían los hogares, especialmente, los que ya se encontraban en una situación económica menos favorable.

Nota del editor: Alejandro J. Saldaña Brito, Economista en Jefe de Grupo Financiero B×+. “Soy un creyente de que el éxito y la dignidad, tanto en el ámbito personal como en el profesional se logran en el día a día. La disciplina es esencial para cumplir el punto anterior, pero eso no quiere decir que debamos de relegar a un segundo plano los placeres de esta vida (¡muy corta para los que somos ambiciosos!): la convivencia con la familia y los amigos, el deporte, los viajes, la comida, la música y el arte... y algún mezcal, siempre con medida”. Síguelo en Twitter como @ASaldanaEcon y en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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