Sin embargo, las circunstancias han obligado a los líderes a enfocarse en diversos problemas económicos, sociales, y presiones ambientales, por lo que han decidido posponer las inversiones en tecnología y centrarse en las necesidades a corto plazo.
En última instancia, la tecnología digital es el habilitador clave para el amplio conjunto de desafíos que enfrentan las empresas y los gobiernos, así como para cumplir con el compromiso de reducción de emisiones.
Ya estamos en el camino hacia la digitalización total de nuestras sociedades e industrias. Adaptarse a un primer mercado digital es una prioridad para las empresas de todos los sectores, incluidos el de la salud, finanzas, energía, movilidad, entre otras industrias.
Indudablemente tenemos aún un largo camino por recorrer, especialmente porque alrededor de 3,000 millones de personas en todo el mundo no se benefician de la tecnología digital. Colaboración, políticas ágiles e inversiones continuas en conectividad, habilidades, dispositivos y el contenido son necesarios para acelerar el progreso y lograr las ambiciones de una economía digital inclusiva.
A medida que los países atraviesan los impactos de la transformación digital, las colaboraciones públicas y privadas son esenciales. Los gobiernos juegan un papel importante en el establecimiento de prioridades estratégicas y en la creación del entorno adecuado a través de políticas que incentiven inversiones. Aquellos países donde las empresas y el gobierno puedan aunar su inteligencia, recursos y capacidades avanzarán de forma más rápida.
La tecnología ha demostrado ser un facilitador clave para el éxito en todas las industrias, esforzándose por modernizar la economía y la sociedad, de una manera más responsable, pero sin una cooperación regional y mundial entre gobiernos y empresas, el progreso hacia la transformación digital puede estar en riesgo.
El sector público se encuentra ahora en una posición única para impulsar soluciones basadas en tecnología para el beneficio de la sociedad, aprovechando las tecnologías de vanguardia y la innovación para abordar los problemas más apremiantes del mundo.
Para lograr esto, se requiere un esfuerzo conjunto tanto del gobierno como de la industria para avanzar hacia ecosistemas equipados digitalmente que se basen en decisiones de inversión estratégicas y sostenibles, políticas inteligentes y ágiles, siempre con colaboración con los sectores públicos y privados.