Siguiendo con la analogía de la fiesta, si esperamos muchos invitados la primera pregunta puede ser ¿dónde los vamos a meter? La respuesta la tiene el sector de bienes raíces, debido a que las empresas de este segmento serán quienes satisfagan la demanda de espacio industrial.
Lo anterior no es un proceso de corto plazo, el tiempo que va de la decisión de invertir a empezar a producir puede tomar incluso años, de ahí que las estimaciones sobre la materialización de los beneficios abarcan horizontes de hasta cinco o seis años.
Sin embargo, en el sector de bienes raíces industriales ya estamos viendo los efectos. En mercados manufactureros, principalmente en la frontera norte, como Ciudad Juárez o Reynosa, se registran tasas de ocupación de prácticamente 100%. Estas mayores tasas de ocupación se han reflejado en incrementos en rentas promedio por metro cuadrado.
El nearshoring es a la vez una oportunidad y un reto, debido a que ante la creciente demanda se vuelve necesario invertir en infraestructura para ampliar la capacidad de recibir nuevas empresas. Lo anterior corresponde tanto al sector privado como al público. Mientras que al gobierno le corresponden temas como el abasto energético o de vías de comunicación, los privados deben invertir para el desarrollo de más espacio industrial: naves industriales, plantas, etc.
Por lo tanto, surge el tema de cómo es que el sector de bienes raíces financiará las inversiones necesarias para satisfacer la demanda de más espacio. Esta necesidad de financiamiento representa a su vez una oportunidad para el mercado bursátil, al ser una de las opciones de financiamiento.