Como ejemplo de nueva cooperación transfronteriza, Estados Unidos pidió a México en septiembre de 2022 que se establecieran incentivos para atraer a Norteamérica a fabricantes de semiconductores y a las empresas que los respaldan, y los dos países emitieron una declaración conjunta en la que prometieron "trabajar juntos en un proyecto piloto para determinar la viabilidad de la deslocalización de los insumos para la fabricación de semiconductores".
Estados Unidos puede tener en México un aliado para la transición a las energías verdes si permite a los promotores estadounidenses de energía solar y eólica solicitar créditos fiscales, siempre y cuando utilicen acero norteamericano en la fabricación de sus productos. Estados Unidos ya ha adoptado este tipo de medidas con los vehículos eléctricos, pero aún no ha implementado nada similar con los "créditos fiscales de bonificación por contenido nacional" creados por la Ley de Reducción de la Inflación.
Conozco de primera mano los beneficios que brinda a Estados Unidos la reducción de las cadenas de suministro. La empresa que dirijo compra y recicla chatarra en ese país y la envía para procesarla en México y producir acero, el cual luego es enviado de vuelta a las instalaciones de la compañía en Estados Unidos para hacer clavos y otros productos de alambre. Además de chatarra, las exportaciones contienen una parte importante de acero estadounidense.
Este tipo de dinámica en el comercio transfronterizo es ya muy común, pero podría convertirse en una práctica mucho más sólida. Nuestros países tienen que empezar a considerarse más como socios y no como adversarios, como a veces sugieren erróneamente las normas comerciales. Ninguno de los tres países puede, por si mismo, construir cadenas de suministro más cortas y seguras en Norteamérica.