Y por esto, como ya se ha discutido ampliamente sobre cómo la IA podría llegar a sustituir diversas profesiones o puestos de trabajo (no tiene vacaciones, no se enferma, trabaja los 365 días del año, no toma el almuerzo del compañero, entre otras situaciones que a manera de broma se mencionan), aquí es donde, como comentábamos en una anterior colaboración, surgen los optimistas y pesimistas al respecto. Sin embargo, más allá de la postura que debamos, o queramos, adoptar, todavía hay un debate sobre si la IA en realidad podrá reemplazar diversas profesiones o complementarlas.
Recientemente, la Universidad de Princeton y OpenAI (la empresa creadora de ChatGPT) realizaron cada una y por separado, un análisis (que pocos medios nacionales y muchos extranjeros han difundido) sobre las profesiones con más probabilidades de ser sustituidas por un chatbot. Entre ambos estudios, sobresalieron profesores de literatura, lenguas extranjeras y derecho, asistentes en call centers, politólogos, matemáticos, contadores, comunicólogos, abogados, diseñadores de páginas web, entre otros, como las profesiones “en peligro de extinción”.
Sin embargo, también, ambas instituciones coinciden en que aplicar IA en estos y otros puestos de trabajo no significa una sustitución total, sostienen que es cambiar los roles de trabajo, complementar las habilidades profesionales y así elevar la productividad y ahorrar tiempo. Es decir, no remplazar, sí completar.
Como ejemplo, el Instituto Tecnológico de Massachusetts (¿tardarán mucho en salir estudios de parte de instituciones educativas mexicanas?) hizo un experimento con 444 oficinistas que consistió en que estos realizaran tareas administrativas utilizando ChatGPT (herramienta de la cual la mayoría de los participantes en el estudio nunca había utilizado y casi una tercera parte ni siquiera había escuchado sobre ella) para enseguida evaluar el trabajo y calificar si el chatbot les ayudó o no en términos de eficiencia y tiempos. El 37% mencionó que su trabajo fue más rápido y de un nivel de calidad similar, pero que mejoraba conforme se acostumbraban más al uso del chatbot.
En otras palabras, hay que saber cómo usar y sacar el mayor provecho a la IA. Darle un uso responsable. Por cierto, el estudio no indica si estos oficinistas analizaron algunos textos generados por el chatbot y así determinar si estos eran de calidad y con posibilidades de ser mejores después una revisión por parte de un humano.
Y como ya es común escuchar, la IA es una herramienta muy poderosa, su beneficio o perjuicio siempre dependerá del uso que nosotros queramos darle… pero también hay gran responsabilidad de quienes la crean, administran, alimentan o actualizan, entre otras funciones.