(Expansión) - La revista británica The Economist dedicó una edición reciente a los beneficios y riesgos de la Inteligencia Artificial (IA). En particular, este tema llegó a la portada a raíz de una carta abierta que publicó el Future of Life Institute , organización global que desde 2014 tiene la misión de dirigir las tecnologías disruptivas hacia usos que mejoren la calidad de vida, en vez de aquellos que podrían materializar riesgos extremos de gran escala.
Hablemos de los riesgos de la Inteligencia Artificial
La carta está firmada por más de 27,000 expertos en tecnología y pide poner una pausa de seis meses en el entrenamiento de los sistemas de IA más poderosos que se están desarrollando en lo que se define una estructura de gobernanza que permita manejar sus principales implicaciones políticas, sociales y económicas.
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Cuando leí la carta, me imaginé una película futurista en la que un ejército de robots desobedece las órdenes de su creador y destruye a la humanidad. Este escenario es aún radical e improbable. Sin embargo, la preocupación de las personas relacionadas con la IA yace en que los algoritmos más avanzados han demostrado que conforme se les alimenta de información, alcanzan habilidades nuevas que no estaban contempladas en el código inicial. La pregunta es ¿hasta dónde podrían llegar estas sorpresas?
La IA no es una tecnología nueva, de hecho, data de 2010 pero se aprovechaba en procesos, como enviar emails a clientes, en los que la ciudadanía no estaba consciente. Esto cambió en noviembre de 2021, cuando salió ChatGPT y cualquier persona lo puede usar para trabajar, hacer una tarea o incluso hacer pruebas divertidas para dimensionar su potencial.
Las preocupaciones en torno a la IA son muy diversas. Por un lado, varios países como Estados Unidos, China, Gran Bretaña o la Unión Europea han puesto en la mesa la necesidad regular e incluso crear una agencia que monitoree esta tecnología para gestionar los riesgos relacionados con sesgos, privacidad y derechos de propiedad intelectual, entre otros. Hasta el momento no existe un consenso de cómo se debe atender el tema.
Por el otro lado, desde hace mucho tiempo existe el temor de que la IA puede desplazar la mano de obra humana. Al principio este miedo se concentraba entre las personas con menor grado de escolaridad, pero hoy vemos que la IA puede incluso ejecutar tareas especializadas como programar o resumir un texto.
Entonces, ¿cómo cambiará el mercado laboral? Hasta la fecha no lo sabemos. Si bien la tecnología puede desplazar ciertos trabajos, la experiencia previa ha demostrado que también surgen nuevas necesidades que crean empleos que antes no existían.
La IA es una tecnología que llegó para quedarse y su potencial pareciera ser mayor al que nos imaginábamos, aunque eso represente riesgos. Dudo que la carta frene por completo su desarrollo. Sin embargo, debería ser un llamado de atención para el mundo, incluyendo a México, para discutir y diseñar las políticas públicas necesarias para regularla, así como aquellas para preparar mejor a las personas para participar en una fuerza laboral en la que humanos y máquinas tendrán que coexistir. Lástima que este tema esté tan alejado de la agenda que hoy discuten las autoridades en nuestro país.
Nota del editor: Fátima Masse es Economista especializada en temas sociales. Síguela en Twitter como @Fatima_Masse . Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas de su autora.
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