Más allá de sus diferencias geopolíticas, a China le conviene sostener un dólar fuerte contra su moneda, para mantener bajos los precios de sus exportaciones y su competitividad en los mercados internacionales. Además, China conserva la mayor parte de sus excedentes de dólares en bonos del Tesoro porque siguen siendo los instrumentos de inversión más seguros del mundo, no obstante las diversas inconsistencias en la economía estadounidense.
Una muestra de ello es la reciente contienda que enfrentó el presidente Joe Biden con la bancada republicana en torno a su solicitud de aumento en el techo de la deuda pública. Y es que sólo con la autorización del Congreso, el gobierno puede cumplir con todos sus compromisos, incluido por supuesto el pago de intereses a sus acreedores chinos.
El acuerdo se logró luego de una semana de negociaciones. No es la primera ocasión que una administración estadounidense se enfrenta a un posible “default”. Aunque es un escenario impensable en la economía internacional, cada vez que se presenta esta posibilidad hay revuelo en los mercados y merma la confianza de los inversionistas.
Para algunos analistas, los recurrentes desequilibrios financieros de Estados Unidos, desde la crisis del sector inmobiliario de 2008 hasta las actuales quiebras de bancos como el Silicon Valley Bank o el First Republic Bank, representan una oportunidad para que China refuerce sus alianzas con otros países, acumule reservas en otras divisas duras como el euro o el yen, y diversifique sus excedentes financieros para disminuir su dependencia hacia la nación estadounidense.
Es posible que estas medidas puedan tener un impacto positivo en la economía china en el mediano o largo plazo, pero el arraigado vínculo que mantienen los líderes económicos de Oriente y Occidente en los ámbitos comercial y financiero hace inviable un cambio drástico en el equilibrio de fuerzas.
En este caso, los intereses económicos prevalecen frente a cualquier pugna o diferencia geopolítica. Ninguna de estas naciones tiene los recursos y las alianzas necesarias para adoptar las estrategias que puedan modificar, por lo pronto, la interdependencia construida en las últimas décadas.
Nota del editor: Celsa Guadalupe Sánchez Vélez es Directora del Colegio de Administración y Negocios del Sistema CETYS Universidad. Síguela en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.
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