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Punto de quiebre

La autoridad electoral del Edomex puede encontrarse en un escenario que jamás habría enfrentado una entidad federativa, recibiendo todo tipo de presiones, tanto de fuera, como de dentro del estado.
vie 02 junio 2023 06:10 AM
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El Estado de México y Coahuila realizarán este 4 de junio elecciones para elegir gobernador.

(Expansión) - El próximo domingo, pase lo que pase, la política nacional entrará en una nueva etapa. Los efectos más sobresalientes serán de orden nacional, aunque, localmente, también veremos una completa recomposición de lo que alguna vez fue conocido como el grupo Atlacomulco, al cual, Del Mazo terminó por dividir, poniéndolo en grave estado de descomposición. Si su padre viera la forma en que operó su salida, seguramente reprobaría la forma en que inevitablemente se pondrá al apellido de tres gobernadores en la congeladora por mucho tiempo; claro, si es que no es el primer exgobernador procesado por desvío de fondos, caso en el cual será el último de la dinastía.

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Sin embargo, es claro que lo más relevante ocurrirá en el terreno de la alianza opositora, dado que el resultado puede generar el efecto aglutinante que no han sabido, o podido, provocar los que se hacen llamar líderes de los partidos que la conforman. Si la diferencia con la ganadora es poca, pudiéramos ver un frente de defensa del voto como nunca lo hemos visto, enfrentando no a la candidata ungida, sino al mismísimo residente de palacio, dando así, un vuelco a la narrativa en ambos lados de la ecuación.

MC está y no está en el grupo, siendo la salida del excandidato del sol azteca, no sólo una muestra de mezquindad, sino de mal cálculo político. Siempre fue claro que su candidato no levantaría, y que fue el escaso apoyo de los mexiquenses lo que provocó la salida por la puerta de atrás, y no la existencia de un supuesto, improbable e improbado, arreglo entre el PRI y Morena. De haber sabido manejar con inteligencia el frustrado despegue de su elegido, estarían en primera fila, marchando en la composición de un frente opositor con renovados bríos.

Qué decir si el margen de diferencia permite acariciar, con procesos de anulación de casillas, la victoria. El conflicto postelectoral pondrá en las calles a los que otrora criticaran al de Macuspana por tomar las calles. Ondearía en los partidos que dominaron el siglo XX, una bandera que les resulta desconocida, pero que, bien manejada, sería provechosa a la causa de volver a las oficinas de gobierno.

El escenario más complejo, sin duda, es el que veríamos si el triunfo se registra en favor de la candidata tricolor, sumándose al del candidato de Coahuila. El demoledor aparato gubernamental sangraría, demostrando que no es invencible y alentaría a todos esos dirigentes que, por distintos motivos, abandonaron liderazgos de los partidos que hoy son oposición, a regresar como políticos pródigos, una vez que han confirmado que Morena los trató igual o peor que las divisas que despreciaron.

Todo apunta a que la elección será muy parecida a la de Campeche, en la que la diferencia fue bien poca, pero ahora, todo parece indicar que la acción del grupo en el poder operó en contra de la opción de casa, lo cual, exacerbaría la crisis, poniendo en el gobierno saliente a unos en contra de los otros. La autoridad electoral del Estado de México puede encontrarse en un escenario que jamás habría enfrentado una entidad federativa, recibiendo todo tipo de presiones, tanto de fuera, como de dentro del estado. El nulo recato y tacto del presidente de la República en asuntos que no son de su incumbencia sería reprobable, pero, sin lugar a duda, se haría presente. La condición decorativa de Mario Delgado sería llevada al extremo.

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En el norte, la frustración, desencanto y molestia de los candidatos que han sido botados en el camino por los partidos que los postularon, provocará un efecto más que marginal en favor de Morena, pero no en el sentido contrario, es decir, el efecto negativo de la ruptura puede hacer crecer aún más al que lleva el liderazgo, anulando los esfuerzos de la dirigencia nacional guinda, la que tendría que hacerse cargo de un aplastante fracaso.

Si tales candidatos levantaran la mano del puntero, harían trizas a quienes los traicionaron, aunque éstos se salgan con la suya, tras haber mercado el mantenerse en la pelea por el 24 con la maquinaria oficial, esto, usando a los defenestrados como ornamental ofrenda, ya que es claro que la jugada es totalmente cosmética, dado que es imposible rescatar lo que irremediablemente es ya una causa perdida.

Tres meses de dimes y diretes serán el entorno en el que Morena iniciará la auscultación para elegir a su candidato presidencial. No son uno, ni dos, los ejércitos de generales que ya saben que no son bienvenidos en la primera línea de quien se quedará con la candidatura, y así, muchos de los que se alejaron de los partidos derrotados en el 2018, ahora tendrán que elegir el retiro, o bien, el reintegro a la opción política en que vieron sus mejores tiempos.

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Nota del editor: Gabriel Reyes es exprocurador fiscal de la Federación. Fue prosecretario de la Junta de Gobierno de Banxico y de la Comisión de Cambios, y miembro de las juntas de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores y de la Comisión Nacional de Seguros y Fianzas. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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