(Expansión) - Elon Musk lo dijo: la universidad solo sirve para divertirse, no para aprender. La opinión del CEO de Tesla es polémica, pero no está tan alejada de la realidad. Sobre todo porque estamos en un mundo donde ya se puede obtener conocimiento de muchas maneras, y sin necesidad de acudir a las aulas. Además de que cada vez es más complicado -y menos rentable- acceder a la educación superior.
¿El futuro de la educación en México está en las universidades?
De acuerdo con el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), de cada 100 personas que inician la primaria, solo 37 llegan a la universidad. De éstas, 19 terminan la carrera, pero únicamente seis logran insertarse en un empleo que les permita ganar el promedio nacional de 12,000 al mes en menos de seis meses.
En lo que respecta a la rentabilidad, un egresado de la educación superior tarda más de 7.5 años en recuperar la inversión realizada, si es que consigue colocarse en un puesto laboral relacionado a sus estudios, algo que únicamente logran cinco de cada 10 profesionistas en México, según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Este panorama nos lleva a cuestionarnos: ¿cuántos padres han apostado por sacrificar su economía para proporcionar educación universitaria a sus hijos? ¿Cuántos de los graduados no tienen empleo o no están desempeñando funciones acorde a su carrera?
Y con esto no quiero decir que la educación superior en México no sea útil para nadie. Pero, seamos honestos, tener más grados académicos no necesariamente se traduce en más ingresos económicos. En realidad, tener dinero permite obtener más grados y certificaciones. Por lo que asistir a la universidad sigue siendo un privilegio para algunos y una inversión muy cuestionable para muchos.
En el mercado laboral, las cosas no son muy distintas. No podemos negar que cuando se tiene cero experiencia, un título no ayuda mucho a conseguir empleos bien remunerados. El IMCO dice que los primeros cinco años laborales son la verdadera capacitación para el trabajo. Y, en este tiempo, el ingreso no supera el promedio mensual de 12,000 pesos.
La falta de pertinencia educativa, es decir, la relación que existe entre los programas educativos con las demandas del mercado laboral, está generando un grave problema, ya que no solo hay pocos graduados de las universidades, sino que estos no cuentan con los conocimientos necesarios para desempeñar actividades específicas.
Solucionar esta problemática implicaría reformar el sistema educativo, y reforzar la plantilla de profesores, lo que llevaría años. Por ello, les planteo tres propuestas que permitirán fortalecer la educación superior en México:
1. Apostar por la certificación de competencias
Consiste en capacitar a las personas para adquirir habilidades especializadas, que les permitan contar con un aval y, en consecuencia, tener rápido acceso al mercado laboral con oportunidades mejor remuneradas, y con mayor proyección. Un estudio elaborado por la consultora Northern asegura que los individuos con certificaciones tienen salarios 99% más altos y jornadas laborales más cortas, que aquellos que no tienen una acreditación.
2. Salvaguardar el bienestar de los universitarios
Partiendo de que 70% de los jóvenes mexicanos abandonan sus estudios de educación superior, contar con certificaciones de competencias les permitiría insertarse en el mercado laboral sin necesidad de un título universitario, y mucho más barato. Además, el beneficio para las industrias sería innegable, pues ante la creciente demanda de habilidades específicas, es necesario que aumente el número de colaboradores capacitados.
3. Cualificar los grados académicos
Es común encontrar en las empresas profesionales con amplia experiencia profesional, pero que no cuentan con un título universitario que avale sus conocimientos. Esto, más allá de ser un inconveniente para el mercado laboral, tendría que ser un aliciente para impulsar el modelo de certificación de competencias, ya que les permitiría mejorar su calidad de vida una vez que sus capacidades sean acreditadas.
El mundo está cambiando y la educación superior en México no, o al menos no tan rápido como lo demanda el mercado. Actualmente, los planes educativos tardan 10 años en actualizarse, mientras que el ChatGPT genera una tesis en 20 minutos. Aquí, la pregunta es clara: ¿los mexicanos estamos listos para esta revolución?
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Nota del editor: Christian Ríos es el presidente fundador del Instituto de Certificación Empresarial de México (ICEMéxico). Es Licenciado en Administración de Empresas por la Universidad Continente Americano. Cuenta con una maestría en Desarrollo Humano por la Universidad de Celaya, y en Educación por el Centro de Estudios Universitarios del Sur. Además, fue reconocido como Doctor Honoris Causa por el Claustro Doctoral Simón Bolívar en el Congreso de la Ciudad de México. Doctorante en Alta Dirección por la Universidad de Estudios Superiores del Bajío. Síguelo en Instagram . Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.
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