(Expansión) - En un mundo empresarial cada vez más competitivo, las compañías luchan constantemente por alcanzar el éxito y maximizar su rendimiento. Sin embargo, a menudo pasamos por alto un factor crucial para lograr estos objetivos: la felicidad de los colaboradores. ¿No es irónico que el lugar donde pasamos gran parte de nuestros días sea el que menos asociamos con la felicidad?
Felicidad en el trabajo, el impulsor clave del desempeño
La felicidad en el trabajo no es un capricho; está comprobado que conduce a mejores resultados. Un estudio realizado por la Universidad de Warwick reveló que las personas felices son un 12% más productivas que aquellas que no lo son. Los trabajadores felices muestran niveles más altos de motivación, compromiso y creatividad. Además, son más resistentes ante los desafíos y colaboran de manera efectiva en equipo.
La felicidad no solo mejora el desempeño individual y colectivo, también tiene un impacto positivo en los resultados financieros de las empresas. Según un informe de la revista Harvard Business Review, las empresas que invierten en la felicidad de sus colaboradores superan a sus competidores en un 20% en términos de rendimiento financiero. Además, la satisfacción laboral elevada conlleva una mayor retención de talento y una reducción de los costos asociados con la rotación de personal.
Personalmente, creo que el enfoque en el bienestar de los colaboradores, la conexión entre ellos y sus seres queridos, el tener un espacio donde puedan ser ellos mismos, así como el valor que se deposita en ellos, son clave para generar esta felicidad. Pero ¿por dónde empezar? Crear una cultura empresarial que promueva la felicidad no es tarea fácil, sin embargo, las compañías pueden abordar este desafío de manera proactiva. Aquí hay algunas ideas que pueden funcionar:
Reconocimiento y recompensas. Celebrar los logros individuales y colectivos crea un ambiente positivo y motivador.
Equilibrio trabajo-vida personal. Fomentar un equilibrio saludable permite a los colaboradores dedicar tiempo a sus seres queridos y actividades que les brindan satisfacción personal. Esto reduce el estrés y mejora su bienestar general, especialmente en un mundo post pandemia, donde el equilibrio se ha vuelto más importante que nunca.
Crecimiento y desarrollo profesional. Facilitar oportunidades de crecimiento y desarrollo profesional hace que los colaboradores se sientan valorados y motivados. Capacitaciones, programas de mentoría y posibilidades de ascenso son ejemplos de cómo invertir en el crecimiento y el talento.
Enfoque en los errores como oportunidades. Cambiar el paradigma de los errores como algo negativo y verlos como oportunidades para aprender y crecer. El error puede abrir puertas al aprendizaje y a nuevas posibilidades.
Ambiente de trabajo colaborativo. Fomentar un ambiente donde reine la seguridad psicológica permite que los colaboradores se sientan escuchados, comprendidos y apoyados. Que el trabajo sea ese espacio seguro donde pueden traer su verdadero Yo sin miedo a ser juzgados, valorar la diversidad fortalece y enriquece a todos.
Es hora de que seamos más los líderes empresariales que priorizamos la felicidad de nuestros equipos. La evidencia respalda que la felicidad en el trabajo conduce a mejores resultados financieros y a un desempeño más productivo. No dejemos que la felicidad sea un anhelo lejano, sino que la convirtamos en una realidad en nuestros entornos laborales y construyamos un futuro donde las personas prosperen y alcancen su máximo potencial.
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Nota del editor: Román Rodríguez es director general de Helados Holanda y negocio de helados para Unilever Latinoamérica. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.
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