En mi perspectiva, el mundo actual exige un enfoque educativo radicalmente distinto. En nuestra ‘Aldea Global’ (McLuhan, 1964), estamos interconectados ¡como nunca antes!; la revolución tecnológica y la pandemia por covid-19 han transformado todos los aspectos de nuestras vidas, incluyendo cómo trabajamos, cómo nos comunicamos y cómo aprendemos.
La Sociedad del Conocimiento, como sugiere Peter Drucker, requiere de pensadores críticos, innovadores y capaces de aprender continuamente. La educación debe centrarse en la solución de problemas, creatividad y habilidad de aprender a aprender. Considero y es evidente que, hoy en día querer imprimir en el alumno la esencia de un ente uniformado y alienado, que se acomode en una empresa en la que podría trabajar hasta jubilarse, está fuera de contexto.
En la concepción vanguardista de la educación, es un error equiparar un perfil de egreso con la expectativa de un producto; la educación de personas NO es producción en serie, no es adecuado aplicar la misma receta para todas las instituciones, grupos y personas; el centro debe ser el aprendiz, no el que enseña.
Mi sugerencia es, evitar (erradicar) la pretensión de enseñar al ave a nadar y al pez a volar, pues determinará fracaso o deserción escolar; deben considerarse los intereses y talentos particulares del estudiante, al igual que su contexto, necesidades individuales y entorno. Perpetuar arcaicos esquemas educativos, provoca un desfase escolar, y en consecuencia, laboral.
Y, más allá de la metodología en que se base cualquier institución educativa, creo que hoy es mucho más importante enfocarse en el alumno, ofrecerle una formación integral y humanista que garantice aciertos conductuales y metacognitivos. Promover seguridad y confianza tendrá como resultado mejores relaciones interpersonales.
Es necesario reconocer que las instituciones educativas (en general) no se han adaptado a estos cambios. A menudo, los estudiantes todavía aprenden en aulas estándar, donde la memorización de conceptos sigue siendo la estrategia principal de aprendizaje.
Debemos entender que, preparar a los estudiantes para la Sociedad del Conocimiento no es simplemente dotar las aulas con las últimas tecnologías. A mi parecer, se trata de transformar la manera de enseñar y aprender, y diseñar modelos que fomenten la colaboración; el ritmo en el que se han transformado las necesidades sociales y la demanda laboral, presenta un enorme desfase que no permite la renovación de la educación. Los usuarios de los servicios educativos y los objetivos, no son los mismos de hace 50 o 100 años.
Nuestra tarea como mentores es formidable y siempre perfectible. La dimensión de los retos es tan grande, como los beneficios que traerá una apuesta educativa más adecuada. Por ello, sugiero que la educación moderna y con visión de futuro incluya valores y pilares fundamentales que prepararen a las nuevas generaciones a enfrentar los desafíos del mundo; estos son: