Publicidad

Síguenos en nuestras redes sociales:

Publicidad

La hipoteca social

La hipoteca social se adquiere por el hecho de tener acceso a una educación superior que permite tener una mejor perspectiva de la realidad.
vie 07 julio 2023 05:00 AM
La hipoteca social
Estamos a tiempo de retar a los jóvenes e impulsarlos a ser mejores, de predicar con el ejemplo y hacerles ver que no pueden ser indiferentes frente a la injusticia, desigualdad o la mentira, señala Adolfo Ruiz Guzmán.

(Expansión) - Hace unos días, acepté la invitación de la Universidad Anáhuac México para asistir como testigo de honor de la generación que recibiría su título tras varios años de estudios, investigaciones, trabajos, sacrificios, pero sobre todo satisfacciones.

“Es uno de los más grandes honores que un egresado puede recibir de su alma mater, una gran deferencia para un académico, un gran orgullo para un profesionista”; extracto de las palabras con las que agradecía este gesto e inmerecida deferencia.

Publicidad

Después de ello llegamos a una reflexión muy interesante que le transmití a los nuevos licenciados en Ciencias Actuariales, Comunicación, Derecho, Humanidades, Filosofía y Letras, Psicología y Responsabilidad Social; la cual quiero pasar a todos los estudiantes de educación superior y es el hecho de contratar una hipoteca social.

La hipoteca social se adquiere por el hecho de tener acceso a una educación superior que permite tener una mejor perspectiva de la realidad, puntos de vista divergentes, capacidad de análisis y sí, mayores oportunidades.

En la situación por la que atravesamos, es fundamental formar generaciones con miras altas, con ideales nobles, con amor a ellos mismos, a su entorno y por supuesto a nuestro país. La ventaja de los perfiles humanistas es que sí colocan al ser humano en el centro, no como un medio sino como un fin; cuando ello se descuida es cuando vemos las grandes dificultades, porque se ve al hombre como un medio, generando grandes crisis y atropellos.

Por ello creo en la enseñanza, no tanto de conceptos sino de formación de personas, capaces de resolver conflictos, idear caminos, abrir brechas, con gran capacidad de introspección y análisis, pero también de comunicación, adaptación y la tan mentada resiliencia.

Hemos visto generaciones perdidas, pero estamos a tiempo de dar vuelta a ello, de retar a los jóvenes e impulsarlos a ser mejores, de predicar con el ejemplo y hacerles ver que no pueden ser indiferentes frente a la injusticia, desigualdad o la mentira.

En ese gran día apelaba a los jóvenes sobre la importancia del liderazgo, “los líderes están llamados a ir abriendo el camino, es, muchas veces, más cómodo ir tras el camino que otros recorrieron, pero no es el lugar a donde yo quiero estar o donde yo seré verdaderamente feliz, porque no es mi camino”.

Un viejo adagio señala que solo los líderes forman líderes; no podemos esperar que los jóvenes estén dispuestos a trascender cuando desde las aulas no es la educación que están recibiendo, donde hoy es un botín político y arma de amago pertenecer a ciertas corrientes del magisterio.

Lo que me alienta y nos debe ocupar es insistir a los jóvenes en que no sean víctimas del desaliento inducido por intereses externos, en ayudarles a vencer la mediocridad, el asumir su papel de liderazo, ofrecerles herramientas para su desarrollo, motivarlos, encaminarlos, no pelear sus batallas pero estar a su lado.

Cerraba esta emotiva celebración y mi intervención al señalar que “caminar por esta vida, muchas veces nos deparará desánimo, desilución o encontrarnos con el fracaso, pero se los aseguro, que cuando uno es dueño de sí, aprendemos infinidad de ocasiones más del fracaso que del triunfo sencillo y de las victorias fáciles. El fracaso no tiene, ni tendrá la última palabra”.

Publicidad

No debemos tener miedo de asumir nuestro rol en la hipoteca social, de salir de mí para poder encontrar al otro, de tener una conciencia de nación y de país, donde terminemos con las polarizaciones absurdas o los calificativos despectivos y peyorativos que no traen nada más que la división entre hermanos.

Diría San Pedro, hay que dar razones de nuestra esperanza y yo puedo ofrecer esos argumentos cuando veo el brillo en los ojos de los jóvenes que tienen la ilusión por salir adelante, por trabajar por México y por trascender, que la labor de los que vamos adelante sea la de preservar esa llama en sus corazones.

Aprovecho este gran espacio para agradecer a mi alma mater por esta inmerecida distinción y a Expansión por permitir compartir mis opiniones por medio de estas sencillas líneas.

____________________

Nota del editor: Adolfo Ruiz Guzmán es egresado de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación y del MBA por la Universidad Anáhuac México Campus Sur, cuenta con distintas certificaciones y especialidades, entre ellas, Asesor de Estrategias de Inversión por la AMIB, por el IORTV en España y Harvard Business School; además de ser piloto aviador por la Escuela AIRE. Actualmente se desempeña como Director de Comunicación y Relaciones Públicas de Grupo Financiero B×+, conferencista nacional e internacional. Tiene una trayectoria de 13 años en comunicación del sector financiero e impulsor de la creación de la cultura financiera en nuestro país. Síguelo en Twitter . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

Publicidad

Newsletter

Únete a nuestra comunidad. Te mandaremos una selección de nuestras historias.

Publicidad

Publicidad