(Expansión) - Muchos de los productos o servicios que consumimos deben cumplir con una o varias NOMs, que son las siglas de Norma Oficial Mexicana y que definen una guía mínima necesaria para garantizar que dichos productos o servicios cumplan un estándar de calidad y seguridad. Ahora bien, si las NOMs regulan cosas tan diversas como el horno microondas, los automóviles, las reglas de fabricación de miles de productos, imagínense lo relevantes que son en materia de salud.
¿Adiós NOMs de Salud?
Pues a pesar de su importancia, el 1 de junio de este año nos sorprendió a todos una inesperada publicación en el Diario Oficial de la Federación, en el que se anunciaba que se cancelarían 35 NOMs en materia de Salud. Además, se indica que será el recientemente constituido Comité Consultivo Nacional de Normalización de la Salud Pública, la encargada de realizar dicha cancelación, Comité que preside el Subsecretario de Promoción y Prevención, el Dr. Hugo López-Gatell, al que también pertenecen mayoritariamente más funcionarios de la misma institución y de las Secretarías de los Estados, algunas Universidades y la Academia Nacional de Medicina y de Cirugía. El Comité no incluye a la IP de organizaciones de pacientes ni de cuidadores.
No obstante, hace un par de días se dieron a conocer dos noticias que aportan un guiño de prudencia -quizá obligada por la sociedad civil- y de esperanza:
El 11 de julio un Juzgado admitió una demanda de amparo para suspender la cancelación de las NOMs, promovida por la activista y abogada Patricia Olamendi, quien lo comunicó a través de sus redes sociales. Adicionalmente, en un comunicado la Confederación de Cámaras Industriales (CONCAMIN) informó que el Comité Consultivo Nacional de Normalización de la Salud Pública decidió posponer la iniciativa de la cancelación hasta el próximo mes de septiembre, con el propósito de iniciar un diálogo con el sector privado para escuchar propuestas y alternativas diseñadas por expertos de los diferentes sectores.
Sin embargo, no es la primera vez que durante la presente administración se organizan estos foros, un ejemplo de esto fueron los diálogos para analizar la desaparición del Seguro Popular: aunque todos pedían al gobierno construir sobre lo ya existente, la decisión y sus lamentables resultados ya son bien conocidos por todos. Por esto, para los autores de esta columna, que llevamos más de 20 años trabajando de cerca con los pacientes y profesionales de la salud, así como para múltiples líderes de opinión, sociedades médicas, instituciones y pacientes, esta propuesta significa un riesgo mayor para la ya atribulada salud de los mexicanos. Les explicamos por qué.
Una de las obligaciones del Estado es garantizar el acceso a la salud como un derecho humano protegido por la Constitución, pero para establecer, como se comentó, los lineamientos mínimos para esa atención, es necesario contar con guías clínicas de tratamiento de las enfermedades que dicta el marco experto sobre el que los médicos deben actuar. Además, establecen los recursos humanos y técnicos requeridos para la correcta atención de los pacientes, otorgando entonces a ellos y a sus cuidadores, un estándar de atención que debería prestarse independientemente de la institución, la región del país, el tipo de cobertura de salud, los recursos económicos o la afiliación política.
En México, ante la inexistencia de tales guías, las Normas Oficiales Mexicanas establecen esos mínimos indispensables y otorgan una cierta certeza clínica, técnica y jurídica alrededor del hacer médico. La posible cancelación de estas 35 NOMs puede dejar en la indefensión a millones de mexicanos. Ahora bien, también hay que reconocer que estas Normas fueron publicadas hace al menos 10 años y en efecto les urge una actualización, pero definitivamente no una cancelación, dado que entre estas Normas se incluyen las enfermedades que más aquejan a los mexicanos.
Además, las NOMs no están hechas al azar, ni las hizo una sola persona: son el resultado del trabajo colegiado de múltiples actores y muchas sesiones de trabajo. Algunas fueron promovidas desde la sociedad civil ante la necesidad de contar justamente con un marco regulatorio sobre el cual poder reclamar sus derechos. Si revisamos de entre las 35 NOMs, las que resultan más relevantes en materia de salud pública, es fácil entender con claridad las razones detrás de las reacciones de la sociedad civil:
- Promoción y fomento a la lactancia materna.
- Prevención y control de las infecciones de transmisión sexual.
- Prevención, tratamiento y control de las adicciones.
- Prestación de servicios de salud en unidades de atención integral hospitalaria médico-psiquiátrica.
También se incluyen en este listado algunas normas relacionadas con tres de los tipos de cáncer más comunes entre los mexicanos:
- Prevención, detección, diagnóstico, tratamiento, vigilancia epidemiológica y promoción de la salud sobre el crecimiento prostático benigno (hiperplasia de la próstata) y cáncer de la próstata (tumor maligno de próstata).
- Prevención, detección, diagnóstico, tratamiento, control y vigilancia epidemiológica del cáncer cérvico uterino.
- Prevención, detección, diagnóstico, tratamiento, control y vigilancia epidemiológica del Cáncer de mama.
Además de las enfermedades cardiometabólicas que más afectan a la población y contribuyen con la primera causa de mortalidad en México:
- Tratamiento integral de la obesidad y sobrepeso.
- Prevención, tratamiento y control de la diabetes mellitus.
- Prevención, detección, diagnóstico, tratamiento y control de la hipertensión arterial sistémica.
La posible cancelación de las NOMs lo único que anticipa es el deterioro del impacto, ya negativo, que han tenido medidas previas del gobierno federal que han resultado en un desabasto generalizado de medicamentos, las peores tasas de vacunación infantil de la historia, el deterioro en la infraestructura de clínicas y hospitales y, como resultado posterior a uno de los peores manejos de la pandemia de covid-19, una disminución -que aunque global- significó cuatro años menos en la esperanza de vida de los mexicanos.
Un tema no menor es que hace unos meses se hizo oficial la creación del Comité Consultivo Nacional para la Normalización de la Salud Pública, que preside el titular de la Subsecretaría de Promoción y Prevención de la Salud, el Dr. Hugo López-Gatell. Este Comité, instalado en octubre del año pasado, lo conforman en su mayoría, funcionarios de la Secretaría de Salud Federal, además de algunas Universidades y miembros de la Academia Nacional de Medicina y la de Cirugía. Sin embargo, dicho Comité deja fuera a otros especialistas independientes y, sin conflicto de interés, la industria farmacéutica y de dispositivos necesaria para asegurar la producción de medicamentos y el acceso a las tecnologías médicas necesarias y no involucra a la parte más importante: los pacientes y sus cuidadores a través de las Asociaciones de Pacientes sin fines de lucro y sin fines políticos..
Además, desde la óptica de los dos protagonistas del acto médico -pacientes y doctores- un riesgo adicional es el jurídico, ya que dichas Normas son instrumentos de evaluación ante quejas, posibles delitos o negligencias relacionadas con el hacer médico, brindando un marco de referencia que aporta elementos tanto a los casos de criminalización del acto médico como a la protección de los derechos de los pacientes.
Es inevitable regresar a la reflexión del Dr. Enrique Ruelas en un episodio previo de Health Café ( https://youtu.be/GYkk8UvtQGA ) en el que planteó sobre estar frente a la destrucción o deconstrucción del sistema de salud: destruir porque “todo está mal”, “porque atiende a oscuros intereses económicos que deben eliminarse de un plumazo” o “porque hace daño a la población”, pero sin proponer soluciones concretas, o bien, deconstruir, que implica analizar las Normas existentes, evidenciar las fallas, debilidades, contradicciones y problemas, para darle una nueva estructura. A poco más de un año del fin del sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador, pareciera que el tiempo se agota para definir, implementar, medir y celebrar que en efecto, nos acercamos a un sistema de salud como el de los países nórdicos.
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Notas del editor:
Esta columna es parte del serial 'El futuro de la salud' de Health Café .
Fernando Castilleja es médico internista y experto en Medicina de estilo de vida e innovación en Salud. Profesor de la Escuela de Medicina del Tec de Monterrey desde hace 20 años. Co-founder de NuupHealth y CEO de Genethic Services. Mentor Endeavor, McCombs Business School en UT Austin, HealthIDS y Nodos Binacionales de Innovación de CONACYT. Síguelo en @FCastillejaMD y/o en LinkedIn .
Juana Ramírez es fundadora, CEO y Chairwoman de Grupo SOHIN. Presidenta de la Fundación Guerreros. Emprendedora Endeavor. Presidenta del Consejo Directivo de la Asociación de Emprendedores de México. Autora de la iniciativa “Medicina con M de Mujer”. Maestra universitaria en la UP y el IPADE Business School. Síguela en @JuanaSohin y/o en LinkedIn .
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