No obstante, hay quienes argumentan que estas métricas tradicionales de la inflación están obsoletas y, por lo tanto, no son fiables para su aplicación a un proceso de toma de decisiones en política monetaria. Una empresa llamada Truflation se ha autoasignado la misión de solucionar este problema.
Realiza unas estimaciones de la inflación estadounidense con frecuencia diaria utilizando más de 10 millones de puntos de datos, siendo su última estimación fechada el 12 de julio, un 2.51%. El sofisticado sistema empleado midió correctamente el ascenso de la inflación y probablemente haga lo mismo con el descenso de la inflación, confirmando así que la tendencia desinflacionista es perdurable.
En retrospectiva, aquellos que defendían el carácter transitorio del pico de inflación en 2021 odian no estar del todo equivocados, incluso aunque la transición haya durado más de dos años y resultado por lo tanto más larga de lo esperado.
Esto es lo que los mercados han estado descontando desde hace algún tiempo —el S&P 500 tocó fondo poco después de que la inflación estadounidense tocara techo. La ingente cantidad de estímulos inyectados en la economía estadounidense durante la pandemia ha generado un desacoplamiento masivo del producto interno bruto (PIB) de su tendencia prepandémica.
No obstante, la economía estadounidense se encuentra ahora al término de su proceso de normalización, regresando a un crecimiento del PIB real y sostenible en línea con su trayectoria de largo plazo. La jubilación definitiva de los baby boomers, que está alterando la dinámica del suministro de mano de obra, y el costo de la descarbonización siguen siendo contribuyentes estructurales a la inflación, si bien este último componente podría aliviar en cierta medida la inflación que afecta a los bienes a medida que se vaya reduciendo la dependencia de las economías desarrolladas de los combustibles fósiles.