Desde que la actual administración anunció la cancelación del aeropuerto de Texcoco y la puesta en marcha del AIFA, ha imperado la necesidad del gobierno de justificar y hacer funcionar su proyecto. La realidad es que, poco a poco, se ha venido “invitando” a las aerolíneas y usuarios a mudarse al AIFA, a través de decisiones arbitrarias que reducen las operaciones en el AICM, argumentando saturación y seguridad. Es importante mencionar que el aeropuerto de Toluca también se ha visto afectado por las decisiones de la actual administración, limitando la expedición de permisos para nuevas rutas aéreas, como alternativa a la saturación del AICM.
En 2022 se llegó a un acuerdo para reducir el número de operaciones por hora de 61 a 52 y, justamente ayer, el Gobierno federal acaba de ordenar una reducción mayor, que va de 52 a 43 operaciones por hora , llegando a un 30% menos de operaciones por hora. Aerolíneas y organizaciones han levantado las alertas ante un posible caos.
Seguir limitando las operaciones en el AICM tendrá consecuencias económicas no solo para las aerolíneas, sino también para los usuarios y para la economía del país. Un aeropuerto funge como un detonador de desarrollo y conectividad en la región, atrae inversión, derrama económica y genera empleos. Pero el AICM está condenado a hacer todo lo contrario. Los precios de los boletos subirán ante una menor oferta, la actual conectividad doméstica e internacional se verá reducida y, forzosamente, habrá despidos de personal. La lógica de un país en crecimiento nos dice que el plan estratégico debería ser el de incrementar el número de pasajeros, no trasladarlos de un lugar a otro por la fuerza.
El AIFA no está preparado para sustituir al AICM, ni fue concebido para tan titánica labor. Aún carece de mucho atractivo para el pasajero: 1) por su lejanía del centro de la CDMX, 2) por la falta de un transporte público masivo que facilite su conectividad y 3) por lo costoso y peligroso que puede ser llegar. Sí, el tren suburbano será una realidad a principios de 2024 y seguramente será una buena opción, pero falta ver el costo, confiabilidad y seguridad que ofrecerá a los usuarios. Si el AIFA contara con un plan más realista respecto a su viabilidad y función no habría necesidad de forzar las cosas.