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Corredor Interoceánico, ancla del desarrollo del sur–sureste

En los últimos meses hemos visto cómo el proyecto ha integrado en su plan de desarrollo la atracción de empresas al sur-sureste, aprovechando la tan mencionada relocalización de cadenas de suministro.
mié 06 septiembre 2023 06:10 AM
corredor del istmo
Si somos capaces de aprovechar al máximo el fenómeno del 'nearshoring', el aporte que podamos observar en los siguientes años provendría del lado de los procesos de manufactura, considera Roberto Ballinez.

(Expansión) - El Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT), a mi juicio, ha pasado de ser un proyecto meramente logístico a ser un proyecto de carácter industrial. En los últimos meses, hemos visto cómo el proyecto ha integrado en su estrategia de desarrollo la atracción de empresas al sur-sureste, aprovechando la tan mencionada relocalización de cadenas de suministro. En este contexto, supongo que para todos es claro que la construcción del Ferrocarril del Istmo de Tehuantepec (FIT) es la pieza central, en cuyos alrededores se consolidarán los objetivos operativos y financieros del proyecto en el largo plazo.

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El logro de estas metas tendría, con el paso del tiempo, el enorme efecto colateral de reducir la brecha económica y social entre el sur-sureste y el resto del país. Se beneficiarían alrededor de 2.2 millones de personas que habitan en 46 municipios de Oaxaca y 33 de Veracruz. Esto simplemente por la generación de un amplio abanico de oportunidades laborales. De la misma forma, las pequeñas y medianas localidades recibirían los beneficios de la urbanización, dado que sería necesario mejorar la oferta de vivienda, de centros educativos, de centros de salud, obras hidráulicas, vialidades, etc. Esto detonaría el financiamiento hacia proyectos públicos de infraestructura y generaría incentivos para la construcción, entre otras cosas, de parques y naves industriales, así como de infraestructura energética. Lo cual bien podría ser aprovechado por el sector privado.

Sin duda, esta situación es la que creo que consideran algunos analistas cuando dicen que el nearshoring podría aportar entre 0.3% y 0.5% al crecimiento económico de nuestro país en 2023. En mis palabras, el efecto de la relocalización en la economía nacional sería en primera instancia producto justamente del empuje del sector de la construcción. Posteriormente, si somos capaces de aprovechar al máximo este fenómeno, el aporte que podamos observar en los siguientes años provendría del lado de los procesos de manufactura.

Retomando el tema de la inversión que se pretende hacer alrededor del FIT, según el Programa Institucional, publicado por la Secretaría de Gobernación (Segob) el 19 de agosto de 2021, es necesario atender un sin número de frentes. Enumeraré aquellos que son los más representativos en términos de inversión, solo para justificar la importancia del CIIT como ancla de desarrollo:
1) mejoramiento de carreteras y caminos rurales,
2) construcción de gaseoductos,
3) modernización de aeropuertos para habilitarlos como terminales de carga (Minatitlán, Ixtepec y Huatulco),
4) instalación a lo largo del proyecto de fibra óptica para fortalecer la conectividad digital,
5) ampliación del Tramo Ferroviario Coatzacoalcos – Palenque – Ixtepec – Cd. Hidalgo y, por supuesto,
6) la inversión para la construcción de rompeolas y ampliación del calado en los puertos de Coatzacoalcos y Salina Cruz, que permitiría el atraque de barcos de última generación.

Adicionalmente, están los 10 polos de desarrollo, que empezaron a licitarse en el mes de junio. Los incentivos fiscales que el gobierno federal ofrece para atraer a las empresas y convencerlas de que se instalen en alguno de los parques industriales, que habrán de construirse, son bien conocidos por todos. Además, se ha dejado claro que las empresas beneficiadas estarán obligadas a mostrar su contribución a las metas de empleo e inversión establecidas en el proyecto.

Ahora bien, explicando la idea sobre las ventajas económicas y estratégicas del CIIT, coincido con el argumento de que la conexión que se está desarrollando entre el Océano Pacífico y el Golfo de México será una opción más competitiva para las empresas navieras que cubren las rutas marítimas de Asia a Estados Unidos (ciertamente para otras no lo sea). Esto debido a que el recorrido se reduciría en varios miles de kilómetros y, por supuesto, representaría un ahorro en términos de tiempo y de gasto en combustible.

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Desde el inicio de sus operaciones en agosto de 1914, el Canal de Panamá ha sido objeto de cuantiosas inversiones para incrementar los carriles de cruce y modernizar el sistema de esclusas con el fin de permitir el paso a un mayor número de embarcaciones y reduciendo el tiempo de cruce. Actualmente, un barco tarda alrededor de 10 horas en atravesar los 80 km de longitud que tiene el canal de lado a lado. Sin embargo, a esto hay que sumarle el gran número de buques en lista de espera para cruzar. Número que puede alcanzar una centena y que provoca que el tiempo para hacer uso del canal sea de varios días.

En el caso del Istmo de Tehuantepec, los expertos esperarían que el tiempo de traslado de un contenedor del puerto de Coatzacoalcos al puerto de Salina Cruz pudiera llegar a ser entre dos y tres días. Esto considerando, por supuesto, el tiempo necesario para el manejo de los contenedores en ambos puertos (logística portuaria) más el tiempo efectivo de traslado en el ferrocarril. En este sentido, el Ferrocarril del Istmo recorrerá aproximadamente 303 km de vías férreas entre ambos puertos en un trayecto que podría durar alrededor de seis horas. Mientras que el tiempo necesario para llevar a cabo las labores de logística portuaria, en mi opinión, dependerá de la tecnología empleada para el manejo de los contenedores y la buena operación de los recintos fiscales-aduanales.

El CIIT es un proyecto de largo plazo. Por un lado, como se consideraba al principio, se pretende ofrecer una alternativa logística eficiente y competitiva para transportar las mercancías provenientes del continente asiático hacia y desde la Costa Este de Estados Unidos y Europa, sin la necesidad de bajar hasta el Canal de Panamá. Con los beneficios que esto pudiera generar en tiempo y ahorro en combustible. Por otro, ahora también se pretende atraer a empresas que necesiten de una infraestructura de transporte multimodal que les permita manufacturar y mover eficientemente sus productos. Con todo esto en mente, es posible que el CIIT se convierta en una alternativa de conexión viable entre ambos océanos que complemente las rutas comerciales existentes.

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Nota del editor: Roberto Ballinez es Director Ejecutivo Senior de Finanzas Públicas e Infraestructura de la calificadora HR Ratings. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones expresadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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