A ocho meses de las elecciones, todavía se pueden mover muchas piezas, como el surgimiento de candidaturas independientes o que se defina el rumbo de Movimiento Ciudadano. Sin embargo, la mayoría de los votos estarán concentrados en las dos coaliciones que representan estas dos mujeres y las probabilidades de que México tendrá presidenta son muy altas.
Esta noticia hay que celebrarla. Es cierto que el talento no tiene género y lo importante son las capacidades de la persona que ocupe la presidencia y sus propuestas. A pesar de ello, desde este momento la contienda Xóchitl vs. Claudia manda un mensaje contundente a las niñas y adolescentes: “puedes ser lo que quieras, incluso presidenta de tu país”. Nadie puede soñar con algo que no ha visto, y aunque muchas saben de mujeres que dirigen otras naciones, ahora tendrán un referente mucho más cercano y parecido a ellas.
Ahora bien, dejando de lado la inspiración, tener una presidenta no es sinónimo de que en nuestro país se borrarán por arte de magia las amplias brechas que existen entre mujeres y hombres. La ola de feminicidios, la carga desproporcionada de cuidados, la falta de acceso a empleos flexibles y la pobreza laboral por mencionar algunos ejemplos.
Si Xóchitl y Claudia quieren realmente construir un país más igualitario, será necesario que una vez que lleguen al poder sean capaces de incluir la perspectiva de género en su gobierno. En otras palabras, que se tomen decisiones considerando el posible impacto diferenciado que tendrán para cada sexo y que busquen de forma activa abrir oportunidades para las mujeres.