La parte más visible de esta situación se concentra alrededor de los nuevos libros de texto gratuitos, los cuales fueron diseñados “al vapor” en los últimos meses para alinearse a la transformación del plan de estudios de educación básica que busca esta administración. Estos han recibido una serie de críticas que van desde errores de dedo y ortográficos hasta fallas pedagógicas profundas que pueden comprometer el aprendizaje de los estudiantes. Por ejemplo, el libro para primero de primaria es puro texto aunque los niños de seis años no dominan la lectura y hay conceptos de matemáticas y ciencias que están mal planteados.
Además, hubo faltas en los procesos administrativos que han permitido a otros actores llevar este debate al ámbito judicial. Uno de ellos es la Unión Nacional de Padres de Familia (UNFP) la cual promovió un amparo aprovechando la falta de transparencia y del cumplimiento de la ley en el proceso para elaborar dichos libros. A una semana del regreso a clases, se emitió una sentencia a favor de la UNFP para frenar la distribución de los libros gratuitos . Aún la SEP puede interponer un recurso en contra, pero en teoría tendrían que aprovechar los libros del ciclo anterior. Ante este panorama, hoy nadie tiene la certeza de qué libros usará para este ciclo escolar y eso implica que habrá discrepancias entre las herramientas que usarán los estudiantes y tal vez también en los aprendizajes que alcancen.
Ante esta situación, que por cierto no es el único amparo en proceso para frenar los libros de texto , el presidente Andrés Manuel López Obrador acusó al poder judicial de aliarse con los intereses de los grupos conservadores. Sin embargo, ¿dónde quedó la transparencia para transformar al sector educativo? ¿Dónde quedaron la reflexión y las garantías para padres y madres de familia de que el rumbo que está tomando la educación es el mejor para nuestras hijas e hijos? La respuesta a estas preguntas pareciera no ser importante para quienes hoy están en el poder y creen que es suficiente con bombardear a la audiencia con información sin sustento durante las conferencias vespertinas.
Desafortundamente, las entrañas de este debate son técnicas y no están en el radar de la mayoría de las familias mexicanas. Según una encuesta reciente del periódico Reforma y la Iniciativa de Educación con Equidad y Calidad del Tec de Monterrey, 86% de los padres de familia encuestados no conocen la Nueva Escuela Mexicana –el nombre oficial de la transformación educativa– y 61% no saben que habrá nuevos libros de texto. Esto tiene sentido, las madres y padres no somos pedagogos (salvo por quienes se dedican a eso y tienen hijos) y nuestra atención se enfoca en otras cosas como obtener ingresos para cubrir los altos costos de materiales y uniformes, así como la necesidad de que los niños –sobre todo los más pequeños– vayan a una escuela. Más allá de todos los beneficios en términos de desarrollo, la escuela es un tipo de oferta de cuidados alternativos que liberan tiempo de las personas cuidadoras.