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Descrédito internacional

El principio de no intervención en los asuntos que corresponden a la libre autodeterminación de los pueblos resulta completamente inaplicable a lo ocurrido el pasado fin de semana en Medio Oriente.
vie 13 octubre 2023 06:06 AM
Los militantes palestinos disparan cohetes hacia Israel desde Rafah, al sur de la Franja de Gaza, el 11 de octubre de 2023. El 11 de octubre, Israel siguió bombardeándose contra los objetivos de Hamas en la Franja de Gaza, ya que el primer ministro Benjamin Netanyahu y un rival político anunciaron un gobierno de emergencia durante el conflicto que ya ha matado a miles de personas.
No es Palestina, ni un organismo o sujeto del derecho internacional quien ha agredido a Israel, sino un grupo que se escindiera en 1987 de la Hermandad Islámica, apunta Gabriel Reyes.

(Expansión) - La canciller ha presumido de claridad, haciendo un planteamiento que dista mucho de tener esa cualidad. El principio de no intervención en los asuntos que corresponden a la libre autodeterminación de los pueblos resulta completamente inaplicable a lo ocurrido el pasado fin de semana en Medio Oriente. Es claro que el Ejecutivo federal no sólo desconoce de fondo la escuela mexicana en la materia, sino que, además, no se ha adentrado en las profundidades de la fracción X, que él llama inciso 10, del artículo que establece las potestades al alcance de presidente de la República.

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Así es, al ser evidente que no se trata de una disputa entre dos estados, para cualquier lego en la materia resulta palmario que dicho principio no resulta aplicable, dado que Hamás es, como la 4T, un movimiento, y no un sujeto de derecho internacional. El nombre es la simplificación del concepto “movimiento de resistencia islámica”, porque eso es, un grupo armado con fines y objetivos bélicos. No es Palestina, ni un organismo o sujeto del derecho internacional quien ha agredido a Israel, sino un grupo que se escindiera en 1987 de la Hermandad Islámica. Las autoridades formales de la región en la que opera dicho grupo no respaldan ni soportan el operativo desplegado, por lo que el pueblo palestino es tan víctima de lo ocurrido, como quienes residen en Israel.

Más que cuestionable resultaría atribuirle a Hamas la calidad de beligerante, dado que no existe reconocimiento por parte de la comunidad internacional, en cuanto a que tal organización detente el poder o sea la autoridad en la franja de Gaza. De forma que se trata de un grupo violento, cuya ideología le ha llevado a masacrar a civiles, sin ostentar la calidad de estado soberano. Así, los lamentables eventos caen en el terreno de la seguridad internacional, y, por lo tanto, en el ámbito de competencia del Consejo de Seguridad de la ONU, sí, ese del cual México recién ha salido, y en el cual no habría podido adoptar una posición tan poco seria como la que ahora ha externado.

Al ser actos de terrorismo, según éste se define tanto en tratados internacionales, como en nuestro Código Penal Federal, éstos reclaman y demandan del Estado Mexicano la obligatoria colaboración para la restauración de condiciones mínimas de seguridad para el miembro de la comunidad agraviado. En breve, inevitablemente, México tendrá que reprobar que la reacción del afectado vulnere, atropelle y violente los límites que el derecho internacional marca. Lamentablemente, es alta la posibilidad de que la reacción de Israel los sobrepase y avasalle, pasando de ser víctima a victimario, iniciándose así, una escalada interminable de agresiones, en los que la población civil de ambos lados de la frontera sufrirá las consecuencias de arrebatos imputables a los cuerpos armados involucrados, para quienes el único objetivo aceptable es el exterminio del enemigo.

Desafortunadamente, veremos una serie de violaciones al derecho internacional perpetradas, alternadamente, por los contendientes, las cuales afectarán gravemente los derechos fundamentales de los habitantes de esa región, que no la deben, pero ya la temen. De forma que la insostenible postura expuesta por el presidente inadvierte que estamos en un punto en el que emergerán condenas sucesivas, sin que en realidad pueda apoyarse incondicionalmente a la autoridad de cualquier lado, debiendo pronunciarse, decidida y frontalmente, en favor de las víctimas, así como por el cese al fuego.

Parecería casual, pero no lo es, este año se cumplen 50 años de la guerra de Yom Kippur. Es también de destacar que, cada que se escucha la palabra “recesión” en los Estados Unidos de América suelen reavivarse la disputas en esa compleja región. Tampoco puede escapar a nuestro análisis el hecho de que Netanyahu haya podido superar el entorno de grave reprobación que tenía antes del conflicto. Grandes figuras militares y civiles se han sumado al gobierno de emergencia que lo ha rescatado de una difícil posición. Por lo que hace a Putin, es claro que, al abrirse otro frente, se debilita el apoyo de occidente a Ucrania.

El gobierno de nuestro vecino del norte ya señaló que proveerá la reposición de los misiles empleados, a efecto de que se fortalezca el domo de hierro , siendo este lance una situación completamente distinta a la prevaleciente en Ucrania, cuyo financiamiento de guerra ya supera los 130,000 millones de dólares en favor de un solo acreedor. Israel puede pagar los pertrechos que vendrán de una administración que azarosamente tendrá que explicar las razones y motivos que le llevaron a descongelar importantes sumas a Irán, país que, a pocos días de haber engrosado significativamente sus cuentas bancarias, ha sido señalado como oculto participe de la disputa.

Es cierto que no será fácil explicar cómo se acumularon y pagaron los 5,000 misiles empleados al inicio de la refriega, como tampoco será fácil de explicar cómo, de noche, se concentró maquinaria pesada y otros equipos en la frontera que facilitaron la incursión relámpago. Sin perjuicio de que se deslinden responsabilidades, es urgente saber dónde se encuentra la fisura en las áreas de inteligencia civil y militar en Israel.

Biden ha perdido el liderazgo de las negociaciones en Medio Oriente, dejando el tablero con al menos cinco países que podrían sumar esfuerzos para combatir a Israel, asunto que pronto rebasaría los linderos regionales, para convertirse en un asunto de relevancia multi regional. El asunto no sólo impactará el proceso electoral estadounidense, sino que rápidamente conformará dos grandes bloques de interés encontrados. Uno de esos lados será encabezado por Rusia y China, a quienes el efecto debilitador de su competidor complace.

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De haber estado aún en el Consejo de Seguridad de la ONU, la desvencijada política exterior mexicana habría sufrido mayor desgaste. Aquí es claro que el obtuso y críptico mensaje presidencial no convence, dejando patente que ese ramo también deriva en el mar de las incongruencias de una ideología caduca, la cual, poco o nada sirve al interés de los mexicanos. En el seno del Consejo tendrá lugar una frontal batalla entre tres miembros permanentes, pero, por fortuna, el primitivo y básico mensaje que aquí nos han recetado, no se escuchará en foros internacionales.

El texto constitucional es claro, en materia de seguridad internacional no sólo no aplica el principio de no intervención, sino que es exigible el de obligatoria colaboración para el restablecimiento de la seguridad, lo cual conlleva tomar decisiones; alcanzar acuerdos, y ejecutar acciones, por lo que la “neutralidad” no pasa de ser un artilugio que no supera la prueba de la risa. Neutralidad debimos mostrar en los casos de Bolivia, Perú y Ecuador.

Si bien es cierto en lo formal, y muy de dientes para afuera, existe buena relación con el gobierno de los Estados Unidos, este tema se viene a sumar a la larga cadena de desencuentros, contradicciones y oposiciones que se han venido acumulando en los últimos cinco años. La relación es amistosa, hasta que deja de serlo, y claramente, en este asunto el gobierno mexicano ha asumido una posición que en nada se parece a la que allá se ha adoptado. Una vez más, hay que recordar que el principal ingreso de nuestro país es un subsidio que otorga la economía estadounidense, por conducto de los migrantes, sujetos que el aparato productivo nacional no pudo emplear.

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Nota del editor: Gabriel Reyes es exprocurador fiscal de la Federación. Fue prosecretario de la Junta de Gobierno de Banxico y de la Comisión de Cambios, y miembro de las juntas de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores y de la Comisión Nacional de Seguros y Fianzas. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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