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¿Cómo enfrentar el cambio en la vida y el ámbito profesional?

Cuando nos sentimos cómodos con determinadas costumbres o formas de hacer las cosas, resulta inquietante ceder ante la fuerza de lo nuevo.
mié 22 noviembre 2023 06:00 AM
¿Cómo enfrentar el cambio en la vida y el ámbito profesi
Las habilidades blandas como el pensamiento crítico, el pensamiento creativo y el trabajo en equipo son imprescindibles para adaptarse al cambio, que no hará sino acelerarse en las próximas décadas, considera Guillermo Fournier.

(Expansión) - Lo único inevitable es el cambio; los seres humanos y las sociedades se encuentran en procesos permanentes de evolución, lo cual aporta vitalidad y dinamismo a la existencia. Comprender esta realidad es el primer paso para actuar de manera consciente y responsable en la conducción de nuestros destinos.

Sin embargo, el cambio también genera resistencias de diversa índole. Cuando nos sentimos cómodos con determinadas costumbres o formas de hacer las cosas, resulta inquietante ceder ante la fuerza de lo nuevo.

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Esto ocurre porque la incertidumbre nos produce inseguridades y temores, dados los riesgos que potencialmente conlleva. El ser humano tiende a obsesionarse con hallar estabilidad y certezas, no obstante, la vida no es lineal ni ajena a adversidades emergentes.

Así, la capacidad de adaptación al cambio es importante para las personas que aspiran a construir proyectos de trascendencia. En un contexto de transformaciones tecnológicas, políticas, económicas y sociales, el siglo XXI exige resiliencia para afrontar los retos del presente y el futuro.

El problema viene cuando individuos y organizaciones deciden no asumir el cambio como algo ineludible, y prefieren ser poco tolerantes ante tendencias novedosas. Se trata de un error puesto que la flexibilidad permite integrar aquello que resulta útil y desechar lo que no agrega valor.

Empresas como Blockbuster y Verizon, líderes en los mercados de alquiler de películas y telefonía celular respectivamente, no supieron adaptarse al cambio, y comprendieron muy tarde lo costoso de no saber responder a las transformaciones de los hábitos de consumo de su clientela objetivo.

El mundo cambiante y altamente competitivo de la era contemporánea obliga a desarrollar la habilidad de aprender, desaprender y reaprender todo el tiempo. Esta es una verdad que está ahí, queramos verla o prefiramos ignorarla.

Solo quienes se vuelven capaces de abrazar los procesos de transformación consiguen destacar; del otro lado, los que no asumen el desafío de reinventarse para mejorar, caen en el rezago.

La educación es una herramienta poderosa en este sentido. Las escuelas y universidades deben poner énfasis en formar al alumnado para que las nuevas generaciones sean cada vez más competentes y resilientes.

Las habilidades blandas como el pensamiento crítico, el pensamiento creativo y el trabajo en equipo son imprescindibles para adaptarse al cambio, que no hará sino acelerarse en las próximas décadas.

Disponer de recursos para responder ante situaciones de incertidumbre y la aparición de nuevos paradigmas no es improvisar ni implementar ocurrencias; al contrario, el propósito es tener sensibilidad y visión para gestionar el cambio inteligentemente.

Esto no significa que las personas pierdan su sentido de identidad; tampoco que los principios sean ahora irrelevantes. La identidad es la aptitud para lidiar con realidades cambiantes, sin menoscabo de los valores humanos- que estos sí son inmutables-.

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Aunque la adaptabilidad al cambio pasa por adquirir agudeza mental para identificar tendencias, no hace falta volverse paranoicos, sino asertivos. Aquí es notable el mantra que se emplea en diversos círculos de superación a modo de plegaria: “Dios, concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar; fortaleza para cambiar aquellas que puedo; y sabiduría para reconocer la diferencia entre las dos”.

Desde luego, se requiere de valentía para encarar el cambio. Muchas veces, los cambios implican crisis, y ponen enorme tensión en quienes atraviesan tales dificultades. En este sentido, cabe decir que los fracasos y la adversidad pueden contribuir a formar el carácter y acumular experiencias valiosas, cuando el abordaje es el correcto.

Por último, la adaptación al cambio se relaciona con el aprovechamiento de los recursos innovadores propios de la ciencia y la tecnología. La evolución humana ha traído progreso en múltiples rubros. Los líderes del siglo XXI precisan mantenerse actualizados para hacer uso efectivo de las nuevas herramientas a su alcance.

El cambio es inevitable, y negar o combatir lo inevitable no trae más que desgaste y frustraciones. Entonces, lo más sensato, sin duda, es asumir el cambio como un aliado, aprovechando su fuerza transformadora a nuestro favor.

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Nota del editor: José Guillermo Fournier Ramos es docente en la Universidad Anáhuac Mayab. Vicepresidente de Masters A.C., asociación civil promotora de la comunicación efectiva y el liderazgo social. También es asesor en comunicación e imagen, analista y doctorando en Gobierno. Síguelo en Twitter y en LinkedIn . Las opiniones expresadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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