Por ello, a continuación, abordaremos algunos aspectos de importancia para favorecer el buen entendimiento y colaboración dentro de los equipos de trabajo, así como evitar que eventuales diferencias escalen generando inestabilidad.
Visión compartida
Las empresas con una cultura organizacional sólida son más eficientes, puesto que en ellas existe un sentido de pertenencia que fomenta la unidad entre los colaboradores.
Este arraigo se traduce en un mejor rendimiento, al alinearse los objetivos de cada uno de los integrantes del equipo de trabajo. El sentido de identidad permite que la cooperación se dé de forma orgánica y fluida.
Por tal motivo, se emplea recurrentemente la metáfora del barco de remos para ilustrar la sinergia que debe haber en un grupo profesional, donde todos los involucrados suman fuerzas coordinadamente para llegar al puerto deseado.
Cuando el personal comparte una misión y una visión definidas con claridad será menos probable que los conflictos interpersonales permeen, o que estos tengan mayor trascendencia.
Sana competencia
Idealmente, un grupo profesional se crea mediante la integración de distintos perfiles, poniendo énfasis en la complementariedad. En este orden de ideas, la pluralidad es un activo para cualquier organización.
Ahora bien, la composición del equipo de trabajo debe ser equilibrada con el fin de instaurar una sinergia positiva. En la medida en que cada cual conozca sus tareas asignadas y las realice con empeño, la productividad marchará correctamente.
Tomando una analogía, imaginaríamos a los elementos del área o departamento de la empresa como un sistema mecánico, en el que cada pieza y engranaje opera de modo adecuado para que la maquinaria sea funcional.
No obstante, es común que las aspiraciones por sobresalir o alcanzar posiciones más elevadas en el organigrama produzcan tensiones entre los miembros del equipo de trabajo.
Aquí entra el papel del líder para comunicar de manera transparente las funciones de cada colaborador, las metas trazadas y las expectativas de crecimiento profesional. La claridad de los mensajes y la retroalimentación del jefe son fundamentales para evitar desavenencias.
Fomento del diálogo constructivo
La carga laboral, el estrés y la necesidad de lidiar con situaciones complejas hacen que se conciten roces o discusiones entre individuos del personal. Hablamos de mera naturaleza humana.
Por tanto, se torna imperante hallar modos para resolver dichos conflictos antes de que las cosas empeoren. El propósito es establecer espacios de confianza para que los involucrados puedan dialogar y llegar a acuerdos.
El líder de excelencia es un conciliador capaz de imprimir racionalidad y cordialidad al intercambio de propuestas y opiniones entre el personal. Más aun, el jefe debe ser hábil en la conducción de reuniones de trabajo.
Lo sustancial es convencer a los colaboradores de que cada punto de vista es valioso, pero no es menester que una voz se imponga sobre las demás, sino que el trabajo en equipo implica precisamente la participación de todas y todos.