(Expansión) - En el dinámico mundo corporativo actual, donde la sostenibilidad ha pasado de ser una opción a una necesidad imperativa, la colaboración en las cadenas de valor se erige como un potente motor de cambio. Este enfoque no solo demanda una eficiente coordinación entre las organizaciones y sus stakeholders, sino que también abraza el componente social como esencial para la construcción de un futuro sostenible, marcando así una transición fundamental en la percepción de nuestras estructuras empresariales.
Colaboración de las cadenas de valor: sostenibilidad con compromiso social
La colaboración con stakeholders ha permeado los informes de responsabilidad social corporativa, trascendiendo métricas financieras para incluir a inversores, empleados, proveedores, comunidades locales y clientes en procesos de toma de decisiones éticos y estratégicos. Según el profesor Oriol Iglesia de ESADE, las organizaciones que priorizan esta colaboración experimentan un impresionante aumento del 74% en la lealtad de sus consumidores, revelando así que la colaboración no solo es altruista, sino también una inversión rentable en la construcción de relaciones sólidas y duraderas.
Paralelamente, un estudio de Deloitte indica que los inversores están prestando creciente atención a la diversidad empresarial y programas ESG, con el 69%, destacando su impacto al decidir inversiones. Esto subraya la importancia de la atracción y el desarrollo de talento, elementos cruciales para obtener nuevos clientes y aumentar la valoración de las empresas en un entorno cada vez más consciente de su impacto social y ambiental.
El cambio significativo en la percepción de la sostenibilidad en las cadenas de valor se manifiesta en la evolución desde una respuesta condicional a demandas externas hasta una adopción intrínseca a nivel organizacional. La sostenibilidad se transforma así en un pilar fundamental como parte integral de la identidad corporativa, dejando de ser una medida reactiva para convertirse en un compromiso proactivo con el bienestar del planeta y la sociedad.
Este cambio de paradigma se refleja activamente en la promoción de la inclusión y la diversidad en todas las facetas de la cadena de valor. Datos de McKinsey & Company respaldan este enfoque, mostrando que la integración de la diversidad impulsa un aumento del 36% en creatividad e innovación, fortaleciendo no solo los equipos internos, sino también las cadenas de valor para enfrentar los desafíos cambiantes del mercado.
La implementación de programas que defiendan los derechos de los trabajadores y fomenten su crecimiento personal y profesional contribuye a la creación de ecosistemas empresariales más equitativos. Este enfoque no solo busca soluciones efectivas y sostenibles, sino también comparte prácticas, creando una red de colaboración que trasciende los límites organizativos y contribuye al tejido empresarial en su conjunto.
McKinsey & Company, en su estudio Sustainability's Strategic Worth , sugiere que la integración de la sostenibilidad en las cadenas de valor puede conducir a un crecimiento económico sostenible a largo plazo, actuando como catalizador para la resiliencia empresarial y asegurando un camino sólido. Sumando a esto, un informe de la iniciativa "Global Reporting Initiative (GRI)" destacó que las empresas ya implicadas en la materia no solo experimentan mejoras en su reputación, sino que también obtienen un 7% más de ventaja competitiva en comparación con aquellas que no la priorizan.
En este contexto, el propósito va más allá de las operaciones directas; busca extender expectativas éticas a todos los socios de la cadena, contribuyendo así a la construcción de un tejido empresarial donde la sostenibilidad y la responsabilidad social son ejes fundamentales.
Al abrazar la colaboración con stakeholders y promover activamente la sostenibilidad en todas las etapas de la cadena de valor, las empresas no solo se alinean con los valores contemporáneos, sino que también construyen cimientos sólidos para un éxito a largo plazo. Este compromiso no solo responde a las demandas del entorno, sino que se convierte en un legado, una contribución significativa al futuro sostenible de las generaciones venideras.
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Nota del editor: Carlos Barbery es Director General y Vicepresidente de Whirlpool Corporation para la región LAR North. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.
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