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¿Realmente sirven los propósitos de año nuevo?

El arte de fijar metas, especialmente en el ámbito profesional, trasciende la mera elaboración de una lista de deseos optimista.
mar 09 enero 2024 06:01 AM
¿Realmente sirven los propósitos de año nuevo?
Los propósitos sirven y son funcionales en la medida en la que trabajamos en ellos y esto implica un seguimiento más allá de inicios de año, apunta Saskia de Winter.

(Expansión) - La llegada de un nuevo año es sin duda un acontecimiento que hay que celebrar, pero hay una tradición que parece tan inevitable como los fuegos artificiales y los regalos: los propósitos de año nuevo.

La creencia popular sugiere que la llegada de enero es igual a una hoja en blanco con 365 días de oportunidades para mejorar. Estos propósitos suelen ser tan variados y diversos como las personas, pero algo que no falta en cada lista, son los propósitos laborales. Y tiene sentido porque, ¿quién no quiere un mejor trabajo?, ¿un mejor sueldo? o ¿ese puesto por el que lleva años preparándose?

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Sin embargo, el arte de fijar metas, especialmente en el ámbito profesional, trasciende la mera elaboración de una lista de deseos optimista. Requiere de una introspección profunda, un entendimiento claro de nuestras capacidades y limitaciones, y una visión estratégica que armonice nuestras ambiciones personales con las necesidades y tendencias del mercado.

Pero antes de llenar la famosa wish list como si fuera carrito de compras de Amazon, los líderes y profesionistas deben preguntarse si sus propósitos están verdaderamente alineados a un plan de desarrollo profesional coherente y adaptativo, capaz de combinar metas realistas y considerar los embates de un entorno laboral en constante transformación.

La eficacia de estos propósitos es, a menudo, objeto de debate. Simplemente voltea a ver tu lista del 2023 y marca cuántos de ellos cumpliste realmente. Pareciera que los propósitos tienen una vida limitada a los primeros meses (o semanas del año) y después quedan en el olvido. Entonces, ¿los propósitos son realmente un escalón hacia el éxito o apenas un eco de buenas intenciones perdido en el bullicio de los días laborales?

A pesar de las diversas opiniones, o si es inicio de año, los propósitos laborales son importantes para el desarrollo profesional porque hacen que los deseos tomen forma y ruta para llegar a una meta más grande, es decir, hacen que nuestra motivación trasciende el mero cumplimiento de tareas. El propósito nos impulsa a avanzar incluso cuando el camino se torna arduo, y aquí es donde la disciplina y los hábitos entran en juego.

Hábitos y más hábitos

La importancia de trazar un road map de propósitos es incuestionable. Este mapa no es una línea recta de A a B, sino una representación realista del viaje laboral. Ni por estar en la lista las cosas pasarán como por arte de magia (como muchas veces os gusta creer). Para pasar del anhelo a la meta es indispensable desarrollar hábitos y eso sólo se logra con mucho autoconocimiento.

Esto implica reconocer:

- ¿Qué metas quiero y puedo alcanzar?
- ¿Qué tengo que hacer o dejar de hacer para llegar a esa meta?
- ¿Qué cosas o situaciones del pasado me han limitado para alcanzar la meta?

Estas preguntas deben responderse por cada propósito para así entender en dónde estamos, qué necesitamos hacer y hasta dónde queremos llegar. Muchas veces la meta puede ser obtener un ascenso, pero si no se cuentan con las habilidades necesarias, será importante trabajar en ellas.

En otros casos muchas veces el límite es mental, por ejemplo si alguien quiere trabajar más en su marca personal o dar a conocer su empresa, esto puede implicar hacer networkings efectivos, posicionarse en foros relevantes o preparar pitches para socios e inversionistas, pero si la persona tiene problemas para hablar en público o interactuar de forma más extrovertida, el road map deberá incluir estrategias para superar estos retos.

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La verdadera clave para transformar un propósito en realidad es la constancia y la honestidad, ser honestos con nosotros mismos suele ser doloroso, entender que en nuestras manos está el 99.9% de las posibilidades para lograrlo es duro, pero debemos tener claro en qué hemos fallado, qué nos falta y sólo así podremos llegar a la meta.

Otro reto es mantener la motivación, pero hay que recordar que el camino no es un ascenso lineal, habrá caídas, desánimo, frustración y otras cosas, así que si tu meta no se va cumpliendo conforme al plan, no debes frustrarte, ve tus avances, evalúa tu progreso, y, ¿por qué no? revira el plan o arma una opción b.

Los propósitos sirven y son funcionales en la medida en la que trabajamos en ellos y esto implica un seguimiento más allá de inicios de año. Ahora que ya sabes que todo depende de ti, ¿vas a hacer realidad tus deseos y vas a dejar pasar otro año?

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Nota del editor: Saskia de Winter es socia fundadora y Directora General de Saskia de Winter Training. Síguela en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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